por Enzo Varens Alvarez - 3 agosto, 2021 – El mostrador
El PS está atrapado por una orgánica antidemocrática y, por tanto, secuestrado por sus cúpulas partidarias. Para rescatar el partido se requiere, necesariamente, que las decisiones más relevantes sean tomadas por las bases del Partido Socialista, a través de un Congreso Extraordinario, en el cual, de manera democrática y transparente, se delibere acerca del futuro de la candidatura de Paula Narváez y, sobre todo, acerca del domicilio político: si caminaremos con la izquierda o continuaremos con la Concertación.
El Partido Socialista de Chile se encuentra en una disyuntiva histórica. En un escenario actual moldeado por el estallido social, la Convención Constitucional y el fracaso de la inscripción de primarias legales, las bases del partido de Salvador Allende se encuentran divididas. O persistir en una candidatura presidencial propia u optar por adherir a una de las dos candidaturas más fuertes. Pero, más allá de los nombres, el Partido Socialista se encuentra dividido ideológica y políticamente. Las “dos almas” del partido: elegir el camino de una izquierda transformadora y revolucionaria, o continuar por el camino del centro político heredado de la Concertación.
Así pues, ¿cómo resolver este puzle? Lamentablemente, en la actualidad, el Partido Socialista no cuenta con las herramientas jurídicas para ello.
Resulta llamativo que una sociedad anónima tenga más democracia interna que el Partido Socialista. Es por ello que existe un descontento de las bases del PS, toda vez que las decisiones más trascendentales que ha tomado el partido en el último tiempo han sido, en síntesis, decisiones cupulares tomadas por la directiva de la colectividad. Por ejemplo, la candidatura de Paula Narváez no fue aprobada por el Congreso General (como sí ha ocurrido con otros partidos), sino que, simplemente, con el acuerdo de su Comité Central.
En efecto, los estatutos del Partido Socialista son sumamente antidemocráticos. El organismo básico y soberano de toda asociación –la Asamblea, que en los estatutos se denomina como “Congreso General”–, se encuentra sumamente limitado. El Congreso del PS se reúne cada tres años, y si se desea constituir antes de ese período, el único que lo puede hacer es el Comité Central (órgano directivo del PS) por acuerdo de dos tercios de sus miembros. Esto difiere fundamentalmente con la organización de otros partidos políticos y, si se quiere, con otro tipo de asociaciones civiles, como, por ejemplo, una sociedad anónima. En esta última, su órgano soberano (la Junta de Accionistas) se reúne ordinariamente una vez al año. Y si se desea constituir una junta extraordinaria, se puede convocar, ya sea por mayoría del Directorio o, bien, por acuerdo del 10% de las acciones con derecho a voto.
Resulta llamativo que una sociedad anónima tenga más democracia interna que el Partido Socialista. Es por ello que existe un descontento de las bases del PS, toda vez que las decisiones más trascendentales que ha tomado el partido en el último tiempo han sido, en síntesis, decisiones cupulares tomadas por la directiva de la colectividad. Por ejemplo, la candidatura de Paula Narváez no fue aprobada por el Congreso General (como sí ha ocurrido con otros partidos), sino que, simplemente, con el acuerdo de su Comité Central. Tampoco ha sido aprobada por el Congreso la mantención actual de la alianza del partido con el PPD, y con los partidos Liberal y Nuevo Trato, ni mucho menos si se mantendrá la alianza con la Democracia Cristiana.
No es sorprendente, entonces, que la directiva del PS encabezada por Elizalde se halle sometida a tanta presión. Ni tampoco es sorprendente que cualquier disidencia haya sido perseguida, ya sea a través de investigaciones del Tribunal Supremo o, bien, presionando la salida de los díscolos.
El partido de Allende, entonces, se encuentra atrapado por una orgánica antidemocrática y, por tanto, secuestrado por sus cúpulas partidarias. Para rescatar el partido se requiere, necesariamente, que las decisiones más relevantes sean tomadas por las bases del PS, a través de un Congreso Extraordinario, en el cual, de manera democrática y transparente, se delibere acerca del futuro de la candidatura de Paula Narváez y, sobre todo, acerca del domicilio político del partido de Allende: si caminaremos con la izquierda o continuaremos con la Concertación.
GENTILEZA DEL MOSTRADOR
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