por Danilo Araneda – 15-11-2021 - Para UTE-NOTICIAS
El 21 de noviembre acudiremos a las urnas para expresar nuestro voto por uno de los candidatos presidenciales.
¿Por qué son importantes estas elecciones?
No debemos olvidar que son las primeras elecciones presidenciales ocurridas tras la contundente manifestación social del 18 de octubre del 2019. Hito que revivió en un plebiscito nacional, donde casi un 80% de la población se manifestó por cambiar la Constitución del país, y lo que se vio reflejado en las elecciones de delegados a la Convención Constitucional. Estos tres momentos permitieron cimentar una senda para profundos cambios sociales.
Pero eso no basta. Para lograr estos cambios es preciso quitar del poder a quienes han hecho uso y abuso de él, sin atender las demandas de la gran mayoría de la ciudadanía.
Porque, no podemos olvidar que, a pesar de los enormes pasos dados desde ese octubre, ninguna de las demandas levantadas por la ciudadanía ha encontrado respuesta. ¿Cuáles eran estas demandas? Estabilidad laboral; Pensiones dignas; Salud y educación de calidad; Poner fin a las alzas de precios a los bienes y servicios básicos (alimentos, luz, agua, internet); entre otras.
Nada de esto ha sido logrado. La Pandemia ha servido para poner aún más de manifiesto las demandas de la población. También ha servido para subrayar la impudicia de una gran parte de los grandes empresarios, que no han cesado de incrementar los precios de los alimentos, al tiempo que ven crecer sus utilidades, a costa de los escuálidos recursos de la gran mayoría de los chilenos, incluidos los retiros de sus fondos previsionales.
Este período ha permitido, además, que la población perciba la enorme fuerza de cambio que existe en la Convención Constitucional, llamada a sentar los cambios normativos para poder desarrollar transformaciones verdaderamente estructurales.
Todo esto ha sido acompañado por una ya conocida violencia del aparato estatal en contra de la población que está por el cambio. Los medios de comunicación oficiales, y otros que hasta ayer se mostraban como “progresistas”, se han transformado en verdaderos paladines de la defensa del sistema político tradicional. Así como del modelo económico. Son ellos los principales generadores de la violencia comunicacional en contra del cambio. En su lenguaje, todos quienes se manifiestan en contra de la institucionalidad son delincuentes, y contra ellos se ha declarado una verdadera guerra. Una dura parte de esta represión ha recaído sobre los pueblos originarios, que hoy viven una nueva ocupación.
La desesperación de la derecha ha propiciado el resurgimiento de sectores fascistoides, cuyo único fin es terminar con el movimiento social, impedir el cambio de la constitución y preservar el modelo. La derecha y demás sectores partidarios del modelo económico se coluden para frenar el cambio.
En la vereda del frente, aún reina la dispersión. Son amplios los sectores que no se ven representados por los actuales candidatos. Sin embargo, no existen alternativas que hoy muestren en la realidad su compromiso con las demandas de la mayoría de los chilenos
Así las cosas, hoy la disyuntiva a la que enfrentamos es meridianamente clara: o votar por los candidatos de la derecha, sostenedores de un modelo económico y político repudiado por la mayoría, o votar por los candidatos de la oposición que, sin ser perfectos, aparecen más comprometidos con desarrollar procesos democráticos y, lo más importante, se han comprometido con la Convención Constitucional y la propuesta de una nueva Carta Magna que permita desechar la herencia del fascismo pinochetista.
Lo que, en nuestra opinión, no debe ser alternativa es el no votar o el voto en blanco o nulo. Cualquiera de estas alternativas solo permite hacer crecer la presencia de la derecha en las urnas.
Si no quieres volver a la institucionalidad del pinochetismo, te invitamos a votar por aquellos candidatos que, en tu opinión, mejor satisfagan las ideas del progresismo, en primera y segunda vuelta.
Pero, no dejes de votar.