Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 24/10/2022
Así lo señaló el dirigente del Partido Comunista y ex convencional constituyente, quien advirtió que “eso complica las cosas” en la negociación por una nueva Constitución. Puso como ejemplo posturas de la oposición de meter expertos con carácter vinculante al órgano que redactará la nueva propuesta constitucional, colocar como árbitro al Senado y pretender repetir el plebiscito de entrada. Marcos Barraza añadió que “es importante que la continuidad de este proceso constituyente cuente con mecanismos de participación social, ciudadana, lo más amplia posible”.
En el diálogo entre partidos sobre el proceso constituyente se empezó a hablar de bordes, de bases de acuerdo, de incluir a expertos, bajar la representación de pueblos originarios e independientes, de un órgano no electo cien por ciento que redacte un nuevo texto constitucional, de repetir el plebiscito de entrada, de poner un árbitro de los contenidos, de hacer el plebiscito de nueva Constitución el 2024. ¿Qué está pasando?
Lo que pasa es que las declaraciones y señales dadas por la derecha en las últimas semanas sobre el carácter del proceso constituyente, son contradictorias, o se alejan de un estándar plenamente democrático.
La idea de establecer que en el órgano que redactará la Constitución no solo haya personas electas, sino nominadas como expertos, pero de carácter vinculante en términos de decisiones, no es un estándar plenamente democrático. Esta idea de que en caso de alguna controversia en la deliberación del órgano constituyente que se establezca, sea vista por el Senado, por la Corte Suprema, no se condice con el mandato soberano que tendría ese órgano.
La derecha se ha ido retractando las últimas semanas de sus declaraciones iniciales respecto del estándar democrático del proceso constituyente y eso complica las cosas porque se requiere de un estándar democrático equivalente al órgano que ya expiró y que cuente con atribuciones que le da el mandato ciudadano para redactar el texto constitucional. Cualquier tutela o súper vigilancia no es bienvenida, no es conveniente, porque pone en entredicho el producto final.
Todo esto parece un entrampamiento complicado, algunos dicen que el proceso constituyente está capturado por los partidos y porque quienes se atribuyen el 62% del rechazo.
A ver, lo primero es que bien vale impulsar el proceso constituyente porque es una demanda histórica de la ciudadanía. Ahora, es evidente que dentro de la derecha hay quienes buscan que la intensidad del proceso sea restringida, y darle más vida a la obsoleta Constitución de la dictadura. Pero hay otras fuerzas que esperan que se enriquezca y se fortalezca el proceso en la perspectiva de tener una nueva Constitución. Así que el esfuerzo bien vale la pena, es un esfuerzo democrático. Pero claramente las fuerzas tienen que ir ponderando los alcances de los planteamientos de la derecha, de manera tal de tomar una decisión que asegure una deliberación sin tutelajes.
Todos estos bordes, árbitros, expertos, nuevas condiciones, ¿puede llevar a un fracaso del proceso constituyen?
Yo esperaría a conocer resultados y ver el intercambio entre las fuerzas políticas. Lo que no puede ocurrir es que este proceso no prospere por falta de voluntad de las fuerzas democráticas. En ese sentido, lo reitero, el esfuerzo vale la pena. Pero también hay que ir mirando y ponderando cuál es la disposición que tiene la derecha para cumplir con el mandato popular que es tener una nueva Constitución. Frente a eso, hay que tener claridad sobre la importancia de las formas del proceso constituyente en cuanto a soberanía democrática, porque eso incidirá en el contenido.
En concreto quería saber tu opinión respecto a volver a hacer un plebiscito de entrada que ya estableció que debe haber una nueva Constitución y que debe redactarla un órgano elegido democráticamente en un cien por ciento. Hay vocerías desde la derecha, como la del senador de Evópoli, que sostuvo que con el resultado de la consulta del 4 de septiembre quedó atrás ese plebiscito de entrada del 2021.
El mandato del plebiscito de entrada de 2021, que tuvo una aprobación del 80% del electorado, tiene plena vigencia. Eso se corrobora permanentemente en el diálogo social, las encuestas lo van consignando periódicamente, y claramente una porción importante de la ciudadanía votó rechazo bajo el supuesto que habría una nueva propuesta. En consecuencia, la idea de un nuevo plebiscito de entrada, no parece conveniente en el entendido que ya el pueblo de Chile se pronunció por el cambio constitucional. De hecho, la derecha está dividida en este tema, no todos plantean que haya nuevo plebiscito de entrada. Es más, lo que está en discusión es el carácter del órgano constituyente y los mecanismos para deliberar.
¿En qué momento debe producirse la participación del mundo social, de la sociedad civil en este proceso? Porque ahora son los partidos, el Congreso y los columnistas de medios no más…
Es importante que la continuidad de este proceso constituyente cuente con mecanismos de participación social, ciudadana, lo más amplia posible. He conocido y he leído, entre otras cosas, las declaraciones de las asociaciones de municipalidades que han planteado la disponibilidad de que esté contemplado en el proceso la realización de cabildos populares que permitan retroalimentar las propuestas y conocer propuestas. Se habla de encuentros comunales. Puede ser un provechoso mecanismo de participación, y desde el punto de vista de la legitimidad y la incidencia social en las nuevas normas constitucionales que puedan ser expuestas. Hay que explorar todas las fórmulas que permitan la participación social y popular lo más amplia posible.
Lo que no debe ocurrir, es que la continuidad de este nuevo proceso se enclaustre y delibere en desatención de la participación y la incidencia social.
Mucha gente se pregunta si de cara a un nuevo texto constitucional, queda eliminado, desechado, todo el contenido de la propuesta anterior, o algo se rescatará o considerará.
Mi impresión, es que las fuerzas transformadoras y democráticas tenemos que pensar que, si estamos embarcados en darle continuidad al proceso constituyente, de darle vida a un nuevo órgano constituyente que delibere, debemos considerar que se pongan sobre la mesa todas las propuestas, así que no creo que se debe partir con restricciones autoimpuestas, como que este derecho sí y este derecho no.