Por: Talía Llanos Chacón | Publicado: 19.11.2022 – EL DESCONCIERTO
El vocero de la Coordinadora No + AFP, Luis Mesina, asegura a El Desconcierto que con la reforma previsional no se avanza hacia un modelo “de reparto solidario” y considera un “despropósito” que se siga subsidiando un sistema privado que extrae enormes utilidades. También cuestiona con dureza a la derecha: “Presiona de manera vergonzosa y obscena”.
Desde que el gobierno presentó la reforma de pensiones, que contempla un sistema mixto, cuentas individuales y el fin de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), el proyecto es mirado con sospecha por los movimientos sociales.
Una de las organizaciones críticas es la Coordinadora No + AFP. Pese a destacar ciertos aspectos, como fortalecer a las entidades públicas, sus principales cuestionamientos apuntan a que los cambios en el sistema “no son suficientes”.
El vocero de la agrupación, Luis Mesina Marín, detalla a El Desconcierto los aspectos que rescata de la propuesta, y sus principales reparos. Para el profesor de historia de 66 años, la reforma mantiene el negocio privado de la capitalización individual, y eso les parece “absolutamente grave” e “inconducente”.
-¿Cómo recibieron la reforma de pensiones presentada por el gobierno de Gabriel Boric?
Como coordinadora pensamos que hay aspectos positivos de esta reforma, pero también hay aspectos que son absolutamente insuficientes en la perspectiva de avanzar efectivamente a un sistema público de seguridad social.
Lo primero que valoramos es que el gobierno haya definido y recogido lo que nosotros con tanto tiempo veníamos planteando, que es fortalecer un órgano público, en este caso el IPS, que es el único organismo que logró sobrevivir después de la reforma del año 81, que privatizó la seguridad social, y que hoy atiende a más de 600.000 personas.
Que se potencie en esta reforma nos parece importante, porque le restituye al órgano público una importante mayúscula al tema de la seguridad social, y destierra esta idea de que lo privado es eficiente y que lo público no lo es.
Lo segundo es el aumento de la PGU (Pensión Garantizada Universal) que esperamos que efectivamente el gobierno la concrete. Debiera ser universal, para el 100% de las personas sin ningún tipo de condicionante ni requisitos, ni letra chica, y además que el monto se actualice a valor real. Esos son los aspectos positivos.
-¿Cuáles son los negativos?
Lo negativo es que esta transformación de las AFP a inversores previsionales va a mantener el negocio privado de la capitalización individual, y eso nos parece absolutamente grave, inconducente. Ya se ha demostrado, después de 41 años, que la capitalización individual para el caso chileno, dadas las características del mercado laboral, es un verdadero y absoluto fracaso.
Hablando de cantidades en función de los datos actuales, solo el 1% o 2% realmente se podría beneficiar con un sistema de capitalización, pero la inmensa mayoría no. 74% de las personas tienen menos de 10 millones de pesos, esa gente va a tener que sobrevivir con la PGU. Por tanto, nos parece un despropósito que, con recursos públicos, sigamos subsidiando un sistema que opera con cánones privados y con unas utilidades que son obscenas, con una rentabilidad que ya superaría a cualquier país del mundo.
-¿Qué es lo más complicado del proyecto a su juicio?
Mantiene en manos de gestores privados, aunque va a competir con un gestor público, este tremendo caudal acumulado en 41 años, que hoy día suma más de 154.000 millones de dólares. Eso, fundamentalmente, ha estado orientado a servir como vehículo de financiamiento a la inversión privada.
Parece correcto que cuando hay que capitalizar el ahorro de los trabajadores se busque rentabilidad, pero también hay que verlo en la mirada de largo plazo. Eso implica que los fondos provisionales también tienen que hacer una contribución al desarrollo del país, eso implica invertir en el desarrollo de áreas que se demoran un tiempo en generar retornos, 10, 20 y 30 años.
– ¿Y eso qué efecto tiene?
Desgraciadamente, aquí se sigue con la lógica de la inversión de instrumentos financieros que tienen una volatilidad tremenda, al punto que el fondo de pensiones, de septiembre a la fecha, perdieron más de 11.000 millones de dólares de valor, lo que es una cantidad extraordinariamente grande para el nivel de pensiones que sacan los chilenos.
Por lo tanto, esa lógica a la que fuimos sometidos durante 41 años se mantiene intacta y ese es el gran problema; no se avanza hacia una propuesta de reparto solidario. Es tan evidente lo que estamos diciendo que solamente se van a mejorar las pensiones ahora, en la propuesta del gobierno, con el 6% que va a solidaridad, no es con el 10,5% de las cuentas que se va a mantener en cuentas de capitalización individual.
Un 30% de ese 6, es decir 1,8 puntos, van a reparto, van a un fondo común. Con ese fondo común se le va a pagar a las mujeres, para corregir la brecha de género, y se le va a pagar a los actuales pensionados. Es decir, tiene un componente de reparto y de solidaridad intrageneracional e intergeneracional, lo que demuestra que la solidaridad y los sistemas de reparto bien administrados, con fórmulas que permitan respetar el ahorro de todos y de quienes más contribuido, es lo que permite establecer un sistema vigoroso de seguridad social en el mediano y largo plazo.
Lo otro es mantener un sistema que a los pocos meses o años va nuevamente a colapsar.
“La derecha presiona de manera vergonzosa y obscena al gobierno”
-¿No cree que el proyecto sea un avance para caminar hacia entregar pensiones dignas?
El proyecto es un pequeño paso en la dirección de avanzar hacia la seguridad social, de eso no cabe ninguna duda. Es un pequeño paso, pero es insuficiente. Se cedió a la presión de las grandes AFP, de los grandes consorcios financieros, para dejar el ahorro acumulado de los trabajadores en manos de sectores privados, que van a seguir funcionando sobre la base de la capitalización individual.
-Las AFP también se han mostrado contrarias a la reforma…
Pero por supuesto, al cambiar a gestoras, ellas pierden el monopolio de una industria parasitaria, entonces van a competir con otros fondos de inversión que son tan parásitos como ellas, pero ya se va a ampliar el negocio.
Si hoy día compiten seis AFP, que son las que tienen el fuerte predominio del sistema, ahora pueden entrar 20 o 30 actores privados. Entonces se va a dividir la torta, y eso les preocupa a ellos, pero eso no tiene nada que ver con la postura que tenemos nosotros.
-¿No cree que hay que apoyar esta reforma?
En este país, y en eso ha sido tremendamente colaborador el periodismo, se cree que quien formó la crítica está en contra, entonces es descalificado. La derecha presiona de manera vergonzosa y obscena al gobierno, y ¿qué hace el gobierno? Se corre cada vez más a la derecha. ¿Qué tiene que hacer el movimiento social y el movimiento sindical? Presionar para el otro lado, para la otra dirección, de forma tal que las demandas del mundo del trabajo se instalen.
Pero ocurre que, en este país, mucho periodismo se siente angustiado porque alguien plantea postulados críticos, y la crítica es fundamental cuando se está construyendo una política pública de la envergadura que estamos hablando, que es la seguridad social.
-¿Qué cambios al sistema habría esperado?
Nosotros habríamos esperado que efectivamente el gobierno creara un sistema mixto donde, a lo menos, la mitad de las contribuciones hubiera ido a un sistema de reparto, y la mitad a capitalización. Ocurre que hoy día es un 6%, y en una cosa rara porque no es completo, hay un 70% de ese 6, es decir 4,2 puntos que van a cuentas nacionales.
Nosotros hubiésemos esperado que hubiera solidaridad intrageneracional e intergeneracional, como ocurre en todos los países del mundo. En realidad, el único error en el mundo es Chile.
Estados Unidos tiene un sistema de reparto puro; más de 160 millones de contribuyentes y más de 90 millones de pensiones se pagan todos los meses, y tiene un excedente extraordinario. Y reparto duro; ahí no hay capitalización ni un órgano público que lo administre, no hay negocio detrás de la administración, y eso es lo que desgraciadamente la propuesta del gobierno continúa.
-¿Cree que un cambio así podría ser posible en Chile?
Bueno, todo es posible. ¿Cuál es la justificación del periodismo y de muchos parlamentarios de gobierno? Es que pucha, no se puede pedir más, porque el gobierno en el parlamento tiene 50 y 50. Bueno, ocurre que el gobierno hizo una propuesta y la derecha inmediatamente le pega en las narices, le da un portazo, les dice que el 6% tiene que ir inmediatamente a capitalización. ¿Qué significa eso, según lo que ha relatado el propio gobierno? Que, si se quita un solo punto, se cae inmediatamente toda la propuesta, porque es una propuesta integral.
Nosotros hubiésemos querido que el gobierno hubiera recogido la propuesta de la coordinadora, como lo dijeron en campaña hasta muy poco tiempo atrás. Todo el Frente Amplio, incluido el Presidente, asumían la propuesta de la coordinadora, que es sustentable financieramente, no destruye las cuentas fiscales en el momento inmediato, es gradual en términos de costo para el Estado.
– ¿Qué hubiera esperado?
Si hubiese presentado nuestra propuesta, tendría un margen mucho más grande para negociar con la derecha, y el movimiento social habría tenido que jugar un rol importante, presionando para que no se corriera tanto el cerco.
Ocurre que hoy día con una propuesta, como ha dicho el propio gobierno, muy conservadora y muy minimalista, la derecha inmediatamente corre el cerco hacia su lado, no hacia el centro. Ahí uno habría esperado que en el Congreso se hubiese desvelado quiénes están por representar y defender los intereses del gran mundo financiero, y quiénes están por representar y defender el mundo de los trabajadores y movimientos sociales.
No se puede seguir con la lógica de la política del mal menor, de lo que es posible hacer. La política además debe tener componentes éticos, y eso supone ser coherente con lo que se ha promulgado, promovido y propagandizado, y no porque de repente uno, al ser gobierno, cambia tanto en su actitud.
Esta semana iniciamos una campaña en el contexto del debate que se abre con esta propuesta. Nos parece insostenible que se siga permitiendo que las mujeres, al momento de jubilarse a los 60 años, tengan que esperar cinco años para acceder a la Pensión Garantizada Universal.
PGU para mujeres desde los 60 años
-Sobre eso mismo le quería preguntar. ¿Cuál es el llamado que están haciendo por la PGU?
Que eso hay que eliminarlo ahora, y eso depende de la voluntad del gobierno. Depende de la voluntad de las diputadas, mayoritariamente del Frente Amplio y del Partido Comunista. Aquí vamos a ver quién es quién. Si usted como feminista promulga la igualdad de derechos, no tendría por qué estar en contra de esta propuesta que estamos haciendo, porque además es tremendamente justa.
Hay un dato que estamos publicando: las mujeres de las comunas privilegiadas en este país viven, en promedio, 17 años más que las mujeres de las comunas más pobres del país. 17 años más. Si una mujer del barrio alto vive hasta los 90 años, entonces las mujeres de los sectores populares viven hasta los 73 aproximadamente. Aunque eso tampoco es efectivo, viven mucho menos las mujeres de los sectores populares.
Si mantiene esta discriminación, en circunstancias que la edad de jubilación es a los 60 años, ¿por qué a las mujeres se les pide esperar cinco años?
En estos últimos 15 años, se han pensionado 634.989 mujeres, más de medio millón de mujeres. La mitad de ellas han logrado una pensión de 30.685 pesos hacia abajo. ¿Qué tienen que hacer esas mujeres? Seguir trabajando, porque si no, se mueren. Ni siquiera les alcanza para un kilo de pan. Muchas de ellas se mueren, especialmente las de los sectores populares, antes de completar los 65 años.
En el contexto de una discusión tan importante como es el debate previsional, debiera esto corregirse de manera inmediata.
-¿Han recibido algún comentario sobre esta campaña, desde el mundo político?
Enviamos una carta a todos los diputados. Sería insólito que las diputadas que se pusieron la camiseta amarilla de No + AFP, hoy día estuvieran en contra. Pero no hay que sorprenderse de nada en este país, aquí hemos visto de todo.
-Respecto a la reforma en general, ¿Cree que podrá ser aprobada por el Congreso?
Yo lo veo bastante difícil porque usted ya ha visto cómo ha respondido a la derecha, están presentando acusaciones constitucionales, diciendo que el 6% tiene que ir a capitalización individual, eso es un desastre porque eso no mejora las pensiones de nadie. Muy por el contrario, permite aumentar el flujo capital hacia el mercado financiero, o sea que tendríamos que seguir financiando a Luksic y a Matta.
Habría que preguntarle a la ciudadanía, tanto que se habla de la libertad, pero explicarles y preguntarles bien, no si la gente quiere que su ahorro sea personal, que esa es la maniobra que han hecho los medios de comunicación y las encuestadoras.
– ¿Qué habría que hacer?
Habría que preguntarle a la gente si estaría dispuesta a un sistema de reparto que le garantice, a lo menos, una pensión mínima que en cinco años vaya a ser igual al ingreso mínimo, a 400 mil pesos. Que a partir de ahí le va a mejorar su pensión, de acuerdo a sus años de contribución.
La segunda pregunta que hay que hacer es si es que está dispuesta a seguir entregando su 10% de humanidad para financiar al grupo Luksic, Matte, Angelini, Solari, Paulmann, que se coluden para estafarnos permanentemente a nosotros. Eso hay que preguntarle a la ciudadanía. Le aseguro que más del 90% de la gente estaría con la propuesta nuestra.
Pero se manipula la información, como hay un predominio hegemónico del control de los medios de comunicación. Se instala en la televisión el tema del derecho a la propiedad, de la herencia, que son temas que no tienen absolutamente nada que ver con la seguridad social, nada que ver. La herencia es un chiste, porque más de la mitad de los que está con renta vitalicia no la recibe. De la otra mitad, solamente un 13%, en casos muy eventuales, recibiría una herencia. Hay que decirlo, en términos concretos, a veces son 5 o 10 mil pesos de herencia.