COMO VIVIMOS LA EDUCACION EN CHILE

Paulina Medina Surhoff / Arquitecto / marzo 2023

EDUCACIÓN Y DOLOR …en el tema de la educación se manifiesta sobre todo el dolor que producen las diferencias sociales. Este es el problema predominante en su tematización… a tal punto que la educación parece ser uno de los analgésicos existentes para paliar el dolor que genera la desigualdad, ya sea por el logro o simplemente por la proyección de esperanza de en el acceso a él.”

“En definitiva, la sensación es que los conjuntos de ecuaciones asociadas a la actividad educativa constituyen un todo desarticulado y socialmente poco provechoso. Esa ecuación pasa por la irrupción de la dimensión de las diferencias sociales nuevamente como pecado original, como problema anterior a todo problema…. El remedio construido refleja los mismos inconvenientes que posee la enfermedad: la educación genera desigualdad, porque en ella misma se deposita.”

(EL CHILE PROFUNDO-MODELOS CULTURALES DE LA DESIGUALDAD EY SUS RESISTENCIAS)

La diferencia social que persisten en el sistema de educación en nuestro país, tanto en los niveles de enseñanza prébásica, básica y media, han sido siempre un factor incidente al momento de medir resultados que el ministerio de Educación evalúa mediante la aplicación de diferentes instrumentos.

Obtener buenos resultados se ha convertido en un verdadero desafío para el sistema educativo, exigiendo una constante implementación de nuevas políticas públicas con la perspectiva y aspiración de disminuir la brecha que existe entre el sistema de educación pública y el sistema de educación particular.

Se implementan diversas metodologías, constantes incentivos y programas de apoyo que antes de lograr resultados en la población escolar, se ven afectos a nuevas realidades que superan las condiciones iniciales que dieron origen a su modelo, dejándolo obsoleto antes de finalizar.

Un ejemplo evidente es la reciente pandemia Covid que ha tenido un impacto enorme en la educación y la vida de los estudiantes. Los bajos resultados obtenidos en todos los sistemas de medición  en el año 2022 son verdaderamente alarmantes, donde se señala como uno de los  factores altamente incidentes en el problema  (sin duda no el único)  la compleja situación social en que se han desarrollado las actividades escolares  “on line” , retornando a los establecimientos educacionales con serios problemas de  convivencia escolar, y  de toda la comunidad escolar, evidenciando por otra parte un problema base de  Salud Mental, que también se ha incorporado como una demanda importante a considerar  al momento de pensar las políticas educativas.

La incorporación de la Intervención Psicosocial apunta en este sentido a un Plan de Deserción Escolar que permita recuperar a una población que simplemente abandonó las aulas por diferentes causas y que es perentorio reincorporar con el objetivo de avanzar sin dejar a nadie atrás.

El programa de financiamiento denominado “Fondo de Apoyo a la Educación Pública” que se diseñó para un período de 4 años a partir del año 2015, y que constituye un aporte adicional anual de MINEDUC al sistema de educación municipal, se ha extendido por más de 8 años y seguirá vigente en virtud de la necesidad de reactivar los sistemas educativos municipales. Lo anterior en consideración de las enormes carencias y precariedad en que se encuentra dicho sistema producto de un abandono prolongado durante más de 40 año. Los recursos destinados parecen siempre ser insuficientes para lograr recuperar el estándar mínimo requerido para impartir una educación de calidad.

Esta es una realidad que no se puede omitir al momento de pensar y proyectar las políticas educativas y también al momento de reflexiones y proponer el espacio educativo adecuado para tales proyectos pedagógicos.

Se requiere por demás una alta inversión pública que compromete un importante porcentaje del presupuesto nacional. El sector educación, a través de sus diferentes instituciones y servicios, demanda una alta asignación anual de recursos para la operación total del sistema. El monto asignado al sector Educación es el más alto junto al sector Salud y al sector Trabajo y Previsión Social, y representa un 21 % del presupuesto total de la nación en el caso del año 2023.

      SECTOR ASIGNADO 2022 ( M$) ASIGNADO 2023 ( M$) INCREMENTO ( M$) VARIACION %
  EDUCACION   12.677.410.506   13.351.885.089   674.474.583   5,3%

(*) Educación es una de las 31 partidas en las que se distribuye el presupuesto nacional 2023, que en total asciende a M$ 63.477.593.378

La protección integral de la niñez está al centro de las preocupaciones del Estado con políticas transversales que comprometen a los ministerios de Desarrollo Social y Familia, Justicia, Salud y Educación entre otros. Totalmente coherente con los recursos asignados. (1)

No obstante, la brecha que existe entre la educación pública y la educación particular se ha ido incrementando en forma sostenida, a pesar de los esfuerzos en la implementación de diversos programas que se impulsan como política de gobierno para estrechar esa distancia y elevar los resultados en las evaluaciones periódicas que se realizan por parte de MINEDUC.

Es indiscutible que una fortalecida educación prebásica permite el desarrollo de un mejor soporte para la enseñanza de los niveles posteriores de básica y media. Así como también el enorme aporte que significa el desarrollo de una política sostenida de apoyo a la mujer trabajadora, facilita y abren puertas para un desarrollo más seguro y protegido de la primera infancia.

Sin embargo, estamos lejos de lograr revertir los indicadores negativos, y la brecha entre educación pública y educación particular sigue acrecentándose, y evidenciándose en el nivel de enseñanza superior.

Si hacemos un poco de historia, en la antigüedad la educación integral del ser humano era postulado como un concepto fundamental en el que se concibe el desarrollo integral y armónico de todos los aspectos de la personalidad humana como el cuerpo físico, energético, emocional y mental. Es así como en diferentes momentos civilizatorios, diferentes culturas y líneas de pensamiento establecieron la educación integral como un principio base de la sociedad a través del cual se logra no solo el desarrollo cultural y socio económico de la sociedad, sino también y prioritariamente el desarrollo integral y ético del ser humano.

Percibir por ejemplo al ser humano como un individuo sujeto de derechos y también de deberes, que se organizan según las diferentes etapas evolutivas de la persona humana (lo que acota sus derechos) y de la consecuente participación activa en la sociedad (lo que acota sus deberes), es el concepto base que el modelo Platónico descrito en su obra La República define el modelo educativo.

Este modelo establece en el crecimiento y desarrollo de los niños y jóvenes distintos cuidados y aprendizajes que están amparados en una condición social base igualitaria, en equidad de condiciones para acceder al conocimiento.

Pero hoy, muy lejos de esos conceptos, reconocemos en nuestra sociedad actual innumerables carencias de todo tipo, que obstaculizan sin duda el buen desarrollo de cualquier modelo educativo y la concreción de los objetivos propuestos, dado que la sociedad no garantiza totalmente en su estado actual ni los derechos ni los deberes de la población escolar.

La ausencia o escasa formación moral que se advierte en los sectores pobres más críticos de nuestro país atenta contra cualquier modelo que pretenda incluso mermar las diferencias sociales, porque la injusticia social impide asentar cualquier principio de equidad o superación de las diferencias cuando no existe base sólida moral donde fundar.

Se potencian cada vez y con mayor fuerza los resentimientos sociales, y la evasión de la realidad en todas sus posibles formas constituye finalmente el modelo que lidera el comportamiento de los jóvenes en las aulas y en la calle.

¿Cabe preguntarse entonces, es realmente posible revertir esta condición y llegar a una equidad en el modelo educativo que garantice la educación como un derecho con igualdad de oportunidades para todos los sectores sociales de nuestra población escolar?

¿Es posible, como se intenta a través del nuevo Sistema de Admisión Escolar implementado desde el año 2018 por el Ministerio de Educación, equilibrar las condiciones de acceso a la educación dejando atrás los sistemas ya caducos de selección que tanto discriminan y agravan las diferencias sociales?

¿Es posible siquiera pensar en un modelo educativo igualitario cuando las diferencias sociales son abismantes y siguen presentes al interior del aula?

¿Es posible lograr buenos resultados en el aprendizaje cuando los docentes se enfrentan a problemas psicosociales que escapan totalmente a sus facultades profesionales del ámbito pedagógico?

Muchas son las preguntas que no tienen una respuesta concluyente, el problema es de una dimensión mucho mayor al ámbito educacional. Por lo tanto, la solución escapa a las competencias del Ministerio de Educación, y aunque parezca obvio entenderlo, diversos son los caminos que faltan por transitar aún para que logremos alcanzar un nivel de desarrollo social que permita el florecimiento de los frutos esperados de las actuales políticas públicas.

Lejos estamos de la meta soñada de un Chile más igualitario, al menos en relación a la equidad en las oportunidades de acceso a una mejor educación. Lejos estamos de lograr un adecuado modelo educativo y mucho más de concretar una inversión mínima que permita contar con una infraestructura adecuada y sustentable en nuestro sistema de educación pública.

El desgaste sostenido de los establecimientos y de los sistemas educativos municipales es grave. Las Municipalidades lejos de aportar recursos propios al sector educación, desviaron recursos de la subvención escolar a otros intereses comunales.  Es alarmante observar el nivel de precariedad en que se encuentra la infraestructura escolar al día de hoy.

Las inversiones anuales que se logran realizar para mejorar las condiciones de los locales escolares son casi insignificantes en relación a lo necesario. Si bien la asignación de recursos a la partida Educación es porcentualmente alta, sólo una menor parte de ésta está destinada a la mejora y la conservación de la infraestructura, porque la operación del sistema consume gran parte de los recursos.

La recuperación de la infraestructura escolar pública demanda mucha más inversión de lo que se puede financiar, y esta desigualdad en relación a la infraestructura del sector particular es sin duda uno de los tantos problemas y desafíos que enfrenta el sistema público. Al momento de la selección del proyecto educativo por parte de los apoderados, el estado de la infraestructura del local es una variable no menor, que en algún grado se disminuyó en su momento por la oferta el sector particular subvencionado.

El nuevo modelo de educación pública que crea los Servicios Locales como administradores del sistema, queda corto en la proyección de los recursos mínimos para su funcionamiento, porque cuesta dimensionar con claridad esta enorme institución con cada una de sus múltiples funciones y problemas La sola mantención del sistema supera los recursos en algún momento previstos, por tanto, invertir en su mejoramiento parece ya un desafío mayor que se posterga inevitablemente.

La demanda es clara, se requiere una fuerte inversión que permita recuperar más de 30 años de abandono y al menos 10 años de precaria inversión. Y se requiere también un cambio en el modelo socioeconómico que permita enmendar rumbo de un destino que hasta ahora se observa poco auspicioso.

Es necesario forjar un modelo sólido que resista los cambios, los imprevistos y que se consolide como un capital de acceso igualitario.

La deserción escolar que se generó posterior al año 2011 producto del terremoto del 27 F quebró el sistema escolar municipal al disminuir considerablemente la subvención escolar, lo que hacía proyectar el necesario cierre de diversos establecimientos. Una coyuntura de la que el sistema municipal durante más de 10 años no se ha podido recuperar.  Hoy la realidad es distinta, existe una inesperada demanda de vacantes por parte de una población de inmigrantes que se acrecienta a lo largo de todo el país, y tampoco existe capacidad de respuesta inmediata. Cada situación no prevista parece tomar por asalto al sistema, convirtiéndose en urgencia y lamentablemente resolviéndose también en forma precaria y provisional como toda urgencia. Más recursos mal gastados y no bien invertidos.

En otro momento reciente de la historia de la educación chilena se determina el término de un sistema particular subvencionado que se venía fortaleciendo y porqué no decirlo enriqueciendo a costa del aporte público y que se focalizó en la selección de los alumnos con el objetivo de así mejorar los resultados, discriminando y acrecentando la brecha entre ricos y pobres.

Todas estas experiencias conforman nuestra historia, una lucha constante por ser mejores educadores, por lograr una educación de calidad que nunca llega.

Expectativas de mejores alumnos con más herramientas, mejor preparados para la vida, a su vez más justos y equitativos, con mejores oportunidades de inserción social. Pero nuestra desigualdad social no cesa. Nuestro sistema educacional es un sistema que mantiene la brecha entre ricos y pobres como una herida abierta que duele, duele en el alma cada niño que sueña, duele en el corazón de cada familia que no ve futuro, duele en cada profesor que observa lleno de desencanto lo que no se logra, duele en el sentir de miles de chilenos que sueñan un Chile distinto.

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Paulina Medina Surhoff / Arquitecto / marzo 2023