Úrsula Fuentes Rivera. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 26/6/2023.
Admirado por su honradez, por la pasión que ponía en las cosas en que creía y por su compromiso por entregar una vida más digna a la gente más pobre de Chile. Salvador Allende, médico, socialista y masón, en 1970 pasó a la historia como el primer candidato marxista en el mundo que llega a ser Presidente a través de la urna, buscando llegar a una sociedad socialista por la vía democrática.
. Un 26 de junio de 1908 nace en Santiago, Salvador Guillermo Allende Gossens, “el Chicho” -como le decían sus cercanos-, en el seno de una familia acomodada de Valparaíso. Fue hijo de Salvador Allende Castro, abogado y notario, y de Laura Gossens Uribe.
En 1926, tras hacer el servicio militar en el Regimiento Coraceros de Viña del Mar, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, llegando a vivir a Santiago en las proximidades de las calles Bezanilla con Escanilla, un histórico barrio de trabajadores y de pensiones de estudiantes, cercano al Hipódromo y a la Vega Central.
Junto con estudiar medicina, se dedicó a la dirigencia estudiantil y a trabajar como profesor en un liceo nocturno, como ayudante de anatomía en la Escuela de Medicina y en la Escuela Dental de la Universidad de Chile y en la Asistencia Pública (Posta de urgencia) y en la Casa de Orates (actual Hospital Psiquiátrico).
En 1932 el país entra en una crisis política y el joven Salvador Allende es parte de los grupos que dan vida a la “República Socialista”, un intento de Gobierno encabezado por el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Marmaduque Groove, que no superaría los once días en el poder. Por su participación en este movimiento Allende fue perseguido y encarcelado. Mientras permanece en prisión muere su padre.
En 1933 egresa de medicina. Su tesis para optar al título de Médico Cirujano fue sobre “Higiene Mental y Delincuencia” e incluía avanzadas propuestas de reformas a la Salud Pública y un profundo análisis a la desigualdad social y las razones que generaban en esa época problemáticas como la delincuencia y el alcoholismo.
Tras recibirse de médico y no obtener la plaza de pediatría que tanto anhelaba, se desempeñó en el Hospital Van Bureen de Valparaíso como anátomo-patólogo, el especialista que realiza las autopsia. La gran mayoría de ellas correspondía a niños abandonados, mendigos, mujeres maltratadas, cuerpos impactados por la pobreza y la miseria del Chile de los años 30.
“Allá en Valparaíso me tocó trabajar de forma muy dura, con estas manos he hecho mil quinientas autopsias y sé lo que es el drama de la vida y cuáles son las causas de la muerte” afirmó Salvador Allende al ser consultado por su trabajo como forense.
Su carrera parlamentaria
En 1935 ingresa a la masonería y en 1936 participa en la creación del Frente Popular. Con su apoyo sale elegido en 1937 diputado por Quillota y Valparaíso. En 1938 el Frente Popular proclama la candidatura presidencial de Pedro Aguirre Cerda y Salvador Allende es el generalísimo de su campaña en Valparaíso.
El 25 de enero de 1939, durante la noche del terremoto de Chillán, conoce casualmente en Santiago a la estudiante de pedagogía en historia, Hortensia Bussi, “la Tencha”, con quien contraería matrimonio en septiembre de 1940 y tendría tres hijas: Carmen Paz, Beatriz e Isabel.
En septiembre de 1939 renuncia al Congreso y asume como ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social del Gobierno del Presidente Pedro Aguirre Cerda. Lo primero que hizo fue un diagnóstico de la salud en el país que lo resume en su libro “La Realidad Médico Social Chilena”. En él indica que Chile tiene la más alta mortalidad infantil del mundo, falleciendo gran parte de los niños antes de cumplir nueve años. Allende asume que esta grave situación debe ser resuelta desde el Estado, lo cual se refleja en las leyes que impulsaría más adelante como parlamentario.
En 1942 renunció al Ministerio de Salubridad, tras ser elegido secretario general del Partido Socialista (PS). En 1945 fue senador por Valdivia, Llanquihue, Chiloé, Aysén y Magallanes y en 1946, en el contexto de la división del socialismo, se integró al Partido Socialista Popular.
Sin embargo, en 1951 regresa al Partido Socialista de Chile, impulsando junto con el Partido Comunista (PC) la creación del Frente del Pueblo, el cual lo presenta como candidato a la Presidencia de la República. En esa elección Allende consigue sólo el 5 por ciento. No obstante, continúa su carrera política y es elegido senador en 1953 por Tarapacá y Antofagasta.
En 1956 participó en la formación del Frente de Acción Popular (FRAP), alianza de partidos de izquierda que duró hasta el año 1964. Para las elecciones presidenciales de 1958, el FRAP presentó a Salvador Allende como su candidato presidencial, popularizando la consigna “Ahora le toca al pueblo”. Allende pierde esta elección por 33 mil votos y obtiene el segundo lugar, siendo superado por el candidato de la derecha Jorge Alessandri. Esta vez se atribuyó la derrota de Allende a la participación del candidato populista, Antonio Zamorano, “el cura de Catapilco”, que le habría quitado votos de sectores populares.
En 1961 Salvador Allende se presentó a la elección senatorial por la circunscripción de Valparaíso y Aconcagua, compitiendo en la misma lista con Jaime Barros, militante comunista conocido como el “médico de los pobres”. Ambos salieron elegidos senadores.
En 1961 fue vicepresidente del Senado y entre 1966 y 1969 fue su presidente.
Como parlamentario, Allende contribuyó a la expansión del Estado benefactor en la salud pública nacional. Esto se reflejó en su activa participación en la aprobación de las leyes médico-sociales y de previsión, que permitieron la creación de la Escuela de Salubridad (1943), el Colegio Médico (1948) y el Servicio Nacional de Salud (1952). Durante su trayectoria senatorial, Salvador Allende fue el médico-político más influyente del país, llegando a dirigir el Colegio Médico entre 1949 y 1963.
También se destacó por redactar en 1958 la derogación de la “Ley Maldita” de González Videla y promover las leyes que promulgaron el derecho a voto de las mujeres, la creación de la Corporación de la Vivienda CORVI (actual Serviu), la Sociedad Pro-Ayuda al Niño Lisiado, la Sociedad Protectora de la Infancia y el Servicio de Seguro Social, entre otras.
En 1964 fue nuevamente candidato presidencial apoyado por el FRAP, pero fue derrotado al obtener sólo el 38,5 por ciento de los votos frente al 55,6 por ciento que obtuvo el candidato de la Democracia Cristiana, Eduardo Frei Montalva, con el apoyo de la derecha.
Allende Presidente
En 1969 fue uno de los fundadores de la Unidad Popular (UP), una alianza política que reunió a toda la izquierda y que lo apoyó en su cuarta candidatura presidencial. El 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende logra imponerse en las urnas como Presidente electo, con un 36,3 por ciento sobre los 34,9 obtenidos por el candidato de la derecha Jorge Alessandri.
Al no obtener la mayoría absoluta, el Congreso tuvo que ratificar su triunfo, pues la Constitución de la época no contemplaba la segunda vuelta. La Democracia Cristiana, que tenía la mayoría en el Parlamento, acordó apoyarlo siempre y cuando Allende y los partidos representantes de su candidatura aceptaran la firma de un Estatuto de Garantías Democráticas, incorporado a la Constitución Política mediante una reforma. Una vez aceptada esta condición, el 24 de octubre de 1970, el Congreso Pleno lo proclamó presidente de Chile, con 153 sufragios a favor, 35 para Alessandri y 7 en blanco.
El triunfo de Allende no fue un tema menor para el orden mundial de la época marcado por la Guerra Fría. Todos los ojos del mundo estaban puestos en Chile, el primer país que conseguía llegar al socialismo por la vía electoral. Esa fue una revolución democrática “con sabor a vino tinto y empanada”, la “vía chilena al socialismo”.
Durante el Gobierno de la Unidad Popular -entre el 3 de noviembre de 1970 y el 11 de septiembre de 1973- los pobres dejaron de ser cifras, se hicieron visibles ante la sociedad y fueron impulsadas diferentes medidas para mejorar sus condiciones de vida. Una de las más valoradas por las familias fue la entrega, a partir de 1970, de medio litro de leche diario a cualquier niño/a, mujer embarazada o nodriza, por el solo hecho de inscribirse en un consultorio de salud.
En el primer año de Gobierno de Salvador Allende se construyeron 100 mil viviendas sociales, aumentando al doble lo que se construía hasta entonces en promedio por año.
Se impulsó la revolución del libro mediante la creación de la editorial estatal Quimantú, que en lengua mapuche quiere decir “sol del saber”. En sus dos años de existencia, Quimantú vendió nueve millones de libros.
El alumnado aumentó en medio millón de personas. Sólo la educación superior, que en 1970 contaba con 80 mil estudiantes, duplicó sus matrículas durante los tres años de la UP. Para ello, el Estado destinó el 7 por ciento de su presupuesto en educación.
Pero sin duda el proyecto más emblemático del Gobierno de la Unidad Popular fue la nacionalización del cobre. Después de casi 20 años de insistir en su promulgación, Salvador Allende consigue en julio de 1971 que el Congreso en pleno y por unanimidad apruebe esta iniciativa.
Pese a estos avances, la naturaleza del programa de Gobierno de Salvador Allende despertó una frontal oposición tanto en el interior del país como a nivel internacional. El Gobierno de Estados Unidos decidió utilizar todas las armas políticas, conspirativas y económicas para derrocar a la UP. Durante 1972 diversos gremios paralizaron sus actividades, entre ellos la locomoción colectiva y los camioneros. El desabastecimiento de artículos de primera necesidad producto del boicot norteamericano y los persistentes rumores de golpe militar, contribuyeron a crear en la población una sensación colectiva de crisis.
El 11 de septiembre de 1973, el Gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por un golpe de Estado civil-militar, encabezado por el general del Ejercito, Augusto Pinochet. Salvador Allende se opuso a entregar su cargo a las Fuerzas Armadas y Carabineros, resistiendo con sus más leales colaboradores en el Palacio de La Moneda y advirtiendo que no dejaría el lugar en que lo había puesto el pueblo chileno.
Antes de ser bombardeada la casa de Gobierno, Allende dirigió sus últimas palabras a los ciudadanos por radio Magallanes, señalando que “siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores”. Momentos más tardes se suicidó, quedando inconcluso el programa de la UP e iniciándose dieciséis años y medio de dictadura militar en el país.