por Marcos Muñoz - 6 mayo, 2023 –Revista de Frente
Si la votación de consejeros constitucionales fuera una guerra, y vale la metáfora porque, como dice Clausewitz “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, la izquierda progresista estaría siendo amenazada por una potencia, la «ultraderecha», que seguramente nos derrotaría. Lo doloroso es que algunos de nuestros «mejores soldados» darían la vuelta y se irían porque ellos han evaluado que no están las condiciones necesarias para que la batalla sea “legítima”.
Si bien restarse de la contienda política anulando el voto no puede ni debe castigarse como una “traición” ni un “delito”, al menos la analogía entre la política y la guerra nos permite ilustrar la siguiente moraleja: «La mayoría de las veces no elegimos las peleas que hay dar, simplemente debemos darlas, y punto. “Salir arrancando”, esperando las mejores condiciones para la lucha no puede ser una opción «. Hay que ser responsables amigos.
El término “infantilismo de izquierda” acuñado por Lenin se usa generalmente para tildar estos maximalismos de izquierda antipartidistas. Me interesa rescatar el carácter “infantil” de tales posturas, que se perfilan como verdaderas rabietas travestidas de fraseologías e ideologías impolutas sobre el “poder constituyente originario” y la “soberanía popular”, pero que en el fondo exudan “descontrol emocional”. Freud diría que nuestros amigos que mañana anularán su voto para invalidar el proceso constitucional viven bajo el “principio del placer” y por ello, como niños y niñas, se resisten a tomar partido por las opciones políticas que hay bajo “el principio de realidad”. Existe una irresponsabilidad propia de los niños muy pequeños, o de quienes se resisten a crecer, en esa actitud.
En mi opinión, anular el voto le deja la cancha abierta a la ultraderecha para ganar el consejo constitucional y de paso agudiza las contradicciones con un peso mayoritario de este sector en el campo institucional, proyectando nuevos triunfos para este sector en las subsiguientes elecciones, porque perfilará a sus candidatos. “Lo real” es que, tras los comicios de mañana de 6 de mayo de 2023, veremos, por una parte, que Chile Vamos se va a tomar de la mano con los republicanos y van a hegemonizar la política mucho más allá de la esfera constitucional, acelerando una regresión política y cultural de la sociedad. Por otra parte, la izquierda progresista, dividida y estéril por las pugnas tácticas y estratégicas, la tendrá mucho más difícil que ahora, porque los republicanos no se van a moderar, como lo hace Boric y Apruebo Dignidad en el gobierno, con respecto al Socialismo Democrático.
Anular el voto tendrá muy poco impacto político, reduciéndose a un mero “efecto simbólico” afín al deseo – infantil y onanista – de ir contra la tendencia que marca la realidad actual. Pero el riesgo de esta decisión es extremadamente alto, pues no hace otra cosa que pavimentar el camino político-electoral a la ultraderecha, que no solo va a escribir la constitución que quiera y sin contrapesos, sino que además tendrán mayores chances de obtener triunfos electorales en las contiendas políticas venideras. A sí las cosas, mañana voy a votar por la lista D “Unidad Para Chile”, esperando que la eventual paliza para nuestro sector no sea desde ya demasiado grande.
Marcos Muñoz - Sociólogo. Investigador, analista y asesor político. Fundador y columnista de Revista de Frente. Es Magíster en Investigación Social y Desarrollo por la Universidad de Concepción y Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Chile.