Por Eduardo Enriquez – 16 de Septiembre – EX ESTUDIANTE DE LA USACH
Nada que hacer… no podemos quejarnos de la exitosa campaña de la derecha, ni de sus medios económicos, ni de que usan la mentira y engaño, de que se disfrazan con piel de ovejas o que mantienen un control casi hegemónico de los medios de comunicación… Eso siempre lo hemos sabido, acá no hay nada nuevo.
Tampoco quejarnos de la gente, de su vulnerabilidad intelectual, ya que, en su ignorancia construida en décadas con un modelo decadente en todo sentido, muchos de ellos, casi el 50% del padrón nacional, salieron obligados a votar cuando no querían hacerlo, y salieron con rabia pateando cuanto había a su paso, incluyendo la Nueva Constitución, y si no lo hacíamos, los multábamos. Otros, asustados, engañados, influenciados por los medios de comunicación de masas y RR.SS. reaccionaron ante el temor de perder… bueno, lo poco y nada que tienen. También asustados y temerosos por el actual escenario de incertidumbre, delincuencia, violencia, carencias económicas, post pandemia… en fin, un escenario absolutamente propicio para sembrar miedos de todo tipo (desde que le van a dar tu casa a extranjeros hasta que el país se dividirá en 11 naciones independientes). En estas condiciones, la gente se refugia en la estabilidad e incluso en el discurso autoritario.
No, no debemos quejarnos de esto porque siempre fueron un dato de la causa, un factor determinante en esta compleja ecuación social…
El error es nuestro, absolutamente… Nos emborrachamos con el estallido social, con el 80/20, con la elección de constituyentes, pensando casi que era fuerza propia, gente de izquierda, consientes hasta las últimas consecuencias… y en esa borrachera triunfalista perdimos de vista que la derecha más dura, atrincherada con Kast dio dura batalla en la presidencial, logrando un piso sólido de 45% del electorado. O que ellos ganaron las parlamentarias (en la práctica el empate de parlamentarios favorece a la derecha), y que hicimos… Transformamos una lucha social transversal por derechos sociales y económicos en una confrontación valórica que apuntaba a construir una sociedad que nosotros, la izquierda y el progresismo aspiramos, la cual obviamente no le hace todo el sentido con lo que quiere la mayoría de la población… Una propuesta Constitucional compleja y maximalista, difícil de entender para la gran mayoría de nuestra gente que, otro dato de la causa, no iba a leer la propuesta de nueva Constitución y si lo hacía, tampoco iba a entender gran parte de su contenido… Quizás si en vez de cambiar este país de una vez por todas hubiésemos ido avanzando de a poco, la propuesta hubiese sido más aceptable para la población y con menos espacio para la mentira…
- Reconocimiento de pueblos originarios, por supuesto, pero Plurinacionalidad es un concepto complejo que a muchos asusta y confunde. Sumándole además autonomía administrativa y judicial.
- Derecho constitucional a la inmigración, en un país que debe reconocer que vive una crisis migratoria y que una gran mayoría de la población lo considera un problema, y cuando Chile adhiere a la Carta Internacional de los DD.HH, que en su artículo 13 establece dicho derecho.
- Derecho constitucional al aborto, cuando ya es materia de Ley, cuyo desarrollo hacia conceptos más amplios podría haber sido abordado de la misma manera. Sólo recordar lo difícil que resultó sacar adelante esta ley en una sociedad que en lo valórico es muy conservadora.
Son sólo botones de muestra de la complejidad de la propuesta y claro, muchos podrán argumentar en el sentido positivo de estas propuestas, las cuales comparto plenamente, pero ese es justamente el problema… hay que salir a explicar y hacerles entender a la gente los alcances de estas, y esa es una tarea difícil y no teníamos tiempo ni recursos para ello. En cambio, una buena mentira, repetida hasta el cansancio, es un camino más fácil y exitoso.
Eduardo Enríquez.. : Ex dirigente de la usach , generación de los 80