Guillermo Davalos P - 06 de septiembre 2022 – EX ALUMNO DE LA UNIVERSIDAD TECNICA DEL ESTADO
Perdimos sobre lo que hemos ganado, es nuestra responsabilidad, porque la política ha retrocedido, se ha distorsionado, ha perdido el rumbo y ha generado una clase política acomodaticia y oportunista. Se han desestimado o no se ha sabido estimar una estrategia para enfrentar a la Derecha, que si ha evolucionado. No se puede terminar renegando de todo el mundo, de la gente: cada uno tiene sus razones, nos guste o no.
Nos puede sorprender la campaña de la derecha, sabiendo que no trepida en absolutamente nada, ni siquiera en la violencia fratricida, lo sabemos, lo conocemos y lo vivimos. Además, nos atribuye las peores barbaridades del mundo ajenas a nuestra realidad.
Son muchos los sentimientos desde la tristeza a la indignación que se cruzan en cada persona que, convencida votó por el APRUEBO, especialmente es el dolor y la amargura de la generación que llevan más de cincuenta años luchando por un mundo mejor que se jugó por el Gobierno Popular, que a pesar de la barbarie continuó en la resistencia contra la Dictadura y luego vivir el desengaño de los gobiernos posteriores; una generación que no ha claudicado en su lucha a pesar de los años.
En trances históricos, hay que tener la cabeza fría y darse cuenta que un nuevo camino se inició el 18 de octubre de1919, fue la culminación de años de abusos y discriminación, que obligó a la Derecha y la clase política a buscar una salida pactada en una Nueva Constitución, que se refrendó en un plebiscito mayoritario de una votación voluntaria histórica de participación, que el 23 de diciembre de 2019, se convirtió en obligatoria para una población sin compromiso y educación cívica y alejada de la actividad política por los mismos partidos políticos.
El Pacto alarmó a la derecha, observando el enorme riesgo que enfrentaba, desde ese momento su objetivo fue frenar todo avance, usando todas sus formas de lucha “democrática”, reflotando el temor, que aún está presente y la utilización de sectores más conservadores de la ex concertación y del oportunismo de otros.
En todo este contexto y más, se eligieron los Constituyente que, si bien es cierto, fueron mayoría para el progresismo, la izquierda y sectores independientes, que no eran tan independientes, sobreestimados, sin experiencia política y con propuestas variadas. Sectores que lamentablemente generaron sus propios espectáculos, que fue caldo de cultivo para una derecha que buscó el fracaso. A esto agregamos la llegada de la Pandemia.
No se puede negar el tremendo esfuerzo realizado, pero fue tarde e insuficiente, se perdió tiempo con propuestas burdas y repeticiones, además de desaciertos y horrores, logrando a duras penas su acometido, que pudieron cumplir entregando el Proyecto de Nueva Constitución que lamentablemente no respondió a lo que la gente esperaba y además no fueron capaces de coordinar una defensa férrea, unida, clarificadora y con la fuerza que ameritaba el Proyecto.
Además de dificultarse los acuerdos políticos de los sectores progresista y de izquierda para ordenarse en la Constituyente, de igual manera fracasaron en lograr una lista de unidad parlamentaria y un candidato presidencial. Faltó voluntad política y decisión, predominando: la intransigencia, los intereses mezquinos, la sobrevaloración, cierta superioridad y la falta de manejo político. Solo lograron aumentar la desconfianza de los “políticos” y lo que es peor, en gran medida permitieron la irrupción de la extrema derecha. Elecciones que terminaron con un Presidente debilitado y un Parlamento prácticamente empatado.
Cumplido el plazo de los Constituyentes y entregado el Proyecto. La labor de difusión y aclaración la asumieron los partidos políticos, con matices o agregados complementarios al APRUEBO, los descuelgue de antiguos ex concertacionistas hacia al Rechazo y de otros que no se pronunciaron abiertamente, solo generaron más confusión.
Por cierto, se reconoce el compromiso y esfuerzo de quienes realmente desarrollaron la enorme tarea, de difundir y defender el APRUEBO, pero la suerte estaba echada, los obstáculos eran demasiados contundentes tanto internos como externos. Esta experiencia que no ha sido en vano, es el ejemplo personas comprometidas y valiosas, compañeros(as) que no claudicaron, destacando el trabajo en terreno y las grandes marchas de los sectores de más conciencia social y comprometido con las transformaciones sociales, económicas y políticas.
El brusco cambio del voto voluntario a obligatorio, fue una espada de Damocles, se le exigió ir a votar a personas que no han demostrado interés en los asuntos del estado y sin una mínima educación cívica; son personas que “no están ni ahí con la política” o son los apolíticos; son los abandonados por el trabajo político de los Partidos en especial los que se dicen de izquierda; son parte de los consumidores del mercantilismo y la farándula; son los más vulnerables a la información predominante de temores y mentiras, por tanto, más asequible a la derecha. Aquí se debe considerar como parte, el origen de una generación antisistema y de violencia más influida por ideas libertarias o ácratas, grupos que se han unido o absorbidos a antiguos sectores radicales de la izquierda.
Por otra parte, y no menos importante, fue la relación creada entre El Gobierno de Boric y la Nueva Constitución, que se convirtió en una dificultad esperada, sin un buen manejo político y reactivo, acrecentada por el poco tiempo del Gobierno, que heredó una serie de situaciones sociales y económicas, acentuada por la impericia ante la inseguridad de la población frente a la violencia de la Araucanía y el crimen organizado. Generando desilusión en parte de la ciudadanía, que se reflejó en el Plebiscito de salida.
Hay una realidad que afecta especialmente a la “izquierda”, que cuelga de un pasado derrumbado, sin referentes y sin un marco teórico actualizado (hay esfuerzos menores) que defina un camino claro en la lucha contra el liberalismo salvaje. Por una parte, cuando asumen tareas de Gobierno, se manifiesta la presión del pasado dictatorial, que dificulta posibles proyecciones y decisiones; de igual manera afecta la falta de respuesta en la: verdad, justicia, memoria y reparación. La otra se refiere a los pueblos indígenas, con una realidad histórica que no se puede desconocer, como la deuda con estos pueblos; tampoco se puede desconocer el carácter político y social de la diversidad, que en su gran mayoría por historia y cosmovisión está lejos del progresismo y la izquierda. Aunque resulta controversial, quienes más han abusado son los más apoyados. Esto ha generado una suerte de apostolado más que convicción política, para quienes, y no son pocos, dicen “identificarse” con sus intereses, esto más se acerca a un paternalismo social.
En todo este contexto la Derecha política reaccionó hábilmente y se “restó”; detrás del trono y manejó la campaña del Rechazo a su amaño, con todo a su favor: Recursos, Prensa, independientes, amarillos, “centro izquierdo” y los obligados a votar” y los errores del Apruebo. En su “triunfo” la derecha reaparece convertidos en los protagonistas del triunfo del sentido común. Reconocen el triunfo de la ciudadanía y la transversalidad y su “compromiso” con la continuación del proceso constituyente y la consagración de un Estado Social y democrático de derecho, pero se les presenta una “discrepancia” con las ambiciones de la extrema derecha y algunas voces cómplices de la dictadura.
Todo lo señalado, es una reflexión que responde a mis interrogantes, es obvio que no está todo dicho, personalmente como la gran mayoría, tenía la certeza que Aprobaríamos, no fue así.
Sin embargo, me doy cuenta que al final no perdimos, puedo indicar que es un “percance político”, porque ya no es posible la vuelta atrás, la Constitución pinochetista está desahuciada por la gran mayoría inclusive por parte de la derecha; hay un camino señalado por el plebiscito inicial: Una Nueva Constitución que no parte de cero, hay aporte plasmado en la conciencia social que no puede ser desconocido, como lo central ser un Estado Social Democrático de derechos, que protege a las personas, la sociedad y la naturaleza. Está es una nueva oportunidad que debe ser conformada por Constituyentes elegidos democráticamente por la gente, depende mucho de los partidos políticos progresista y de izquierda y posibles aliados lograr las mejores negociaciones, aun así, nosotros tendremos la última palabra ya que siempre estará presente el 18 de octubre que dijo ¡BASTA! al Abuso y la discriminación.
Guillermo Davalos Pomareda – Contador Auditor. Universidad Técnica del Estado