By Roberto Avila Toledo 15 Octubre, 2023 – El Clarín Chile
El proyecto constitucional que nos propondrán en unos días más será masivamente rechazado por la ciudadanía que tiene claro que hay una casta política que quiere vivir a costa de todos los chilenos.
En todos los grandes estudios sobre el capitalismo ya vengan estos de Carlos Marx o Max Weber se perciben en la sociedad dos clases fundamentales: de una parte, la burguesía o los empresarios que diseñan un esquema de negocios para llevar productos al mercado y que para tales disponen de un capital y contratan una fuerza de trabajo y de otra parte está la clase trabajadora que vende su fuerza de trabajo a la clase empresarial a cambio de un salario.
Esta es la forma fundamental de la sociedad contemporánea pero la necesidad de una reglamentación interna de su funcionamiento, las complejas relaciones internacionales, la globalización de los mercados han hecho aparecer, por defecto, una nueva casta social que en lo esencial es parasitaria
Esta es lo que el intelectual rancagüino Edison Ortiz rotuló tan acertadamente como la burguesía fiscal.
Se le podría también llamar casta política pues no tiene medios de producción, no organiza ni dirige ningún proceso productivo ni tampoco pone su trabajo en ese esfuerzo.
No es otra cosa que el crecimiento como una peste de lo que Weber llamaba burocracia que era evidentemente útil y que está ahora dirigida por los políticos profesionales.
La casta política siempre quiere más impuestos vengan de los ricos o de los pobres con el pretexto de ayudar a estos últimos, pero esto es una burda mentira. Busca su propio enriquecimiento y ampliar los puestos fiscales para mantener su clientela electoral y la militancia de base de sus partidos que no saben ganarse la vida por cuenta propia
Si observamos las universidades podremos apreciar cómo se ha producido un cambio cualitativo de los egresados de ellas que se dedican a la política.
Hace 30 o 40 años los mejores alumnos se dedicaban a la política; hoy son los peores, los que no logran incluso ni siquiera obtener su título o que lo obtienen con el cheque de papá en universidades privadas de dudosa y escasa exigencia académica que no son todas las privadas pero que las hay.
Es cosa de ver dónde estudiaron los actuales dirigentes políticos y se va a percibir donde se concentran.
La burguesía fiscal es peor que la burguesía Industrial capitalista pues esta última aportaba riquezas creada empleos y pagaba atributos es cierto que no tenía una gran propensión a pagar justas remuneraciones y de allí Carlos Marx descubrió la plusvalía.
Pero esa burguesía producía riqueza material en la sociedad lo mismo hacía la clase trabajadora si se le sacaba cualquiera de estas dos clases a la sociedad el proceso productivo se veía severamente en trabado.
Ahora la burguesía fiscal solo sabe vivir de los impuestos de los que trabajan y de las riquezas propias del Estado.
Actúan impúdicamente. En Chile los parlamentarios tienen las más altas remuneraciones del mundo. Ganan más que los parlamentarios de Alemania o de Estados Unidos, el presidente del senado gana más que lo que recibe el rey de España por el ejercicio de su cargo de un imperio donde en algún momento no se ponía jamás el sol.
La burguesía fiscal se ha puesto impúdica, no siente vergüenza y aspira a los más altos cargos sin preocupación alguna sobre su capacidad para ejercerlo; hace algún tiempo vimos como el ministro de economía de Chile señaló que el cambio del valor del dólar no influía en los precios de los productos que se transan en el mercado pues los chilenos, dijo él, compramos en pesos. Tamaña burrada no causó ningún escándalo en el gobierno pues los otros mandamases deben tener la misma formación económica.
Los políticos profesionales de la oposición de derecha no lo hacen mejor lejanos están los tiempos del senador Francisco Bulnes Arturo Prat Echaurren o Jorge
La casta política tiene rota su representación social y actúa de conjunto por sus intereses propios es manifiesto que lo que se dice izquierda no representa a los trabajadores, los estudiantes, los consumidores cautivos de un mercado de colusión ni a los grandes intereses de la patria.
El telón de fondo de la casta política es la mantención del modelo neoliberal sin ninguna modificación sustantiva.
La casta política actúa de conjunto y es así como se prestan a proponerle al país un proyecto constitucional que mantiene el modelo neoliberal y que establece en reemplazo de la soberanía popular democrática la tiranía de los propios partidos políticos.
Nos proponen que si un parlamentario es elegido por un partido y luego abandona este partido o no hace caso a las órdenes de ese partido pierde el escaño es decir el parlamentario ya no es un representante de los ciudadanos sino un empleadito del partido.
La nueva generación de dirigentes políticos no tiene la formación, la experiencia ni la capacidad para instalar un régimen autoritario de partidos. No es capaz de percibir que en la sociedad se pueden hacer cosas con el pueblo, unas pocas sin el pueblo, pero ninguna contra el pueblo.
Es por esto que el proyecto constitucional que nos propondrán en unos días más será masivamente rechazado por la ciudadanía que tiene claro que hay una casta política que quiere vivir a costa de todos los chilenos.
La situación es tan impúdica que las leyes de presupuesto nos proponen que el estado contraiga deuda pública para poder contratar 26,000 nuevos funcionarios públicos que no son sino parte de la clientela que la camarilla quiso formar por la vía de las fundaciones y que ahora pretende derechamente financiarla con el presupuesto nacional.
A la casta política le va a pasar una aplanadora en el plebiscito de diciembre.
Por Roberto Avila Toledo