por Danilo Araneda – 16 de Agosto 2024 – Para UTE-NOTICIAS
Han pasado ya varios meses desde que se presentaron las acusaciones en contra del alcalde de Recoleta Daniel Jadue y algunos de sus colaboradores.
Hasta el momento, no ha sido probada ninguna de las acusaciones que, si bien existen, hasta el momento solo han servido para estructurar supuestos. Sin embargo, en lo que al alcalde mismo se refiere, nada ha sido probado.
Al respecto, dos comentarios. El primero: en la historia reciente de los recursos penales en contra de figuras del Estado chileno, este es el primer caso cuando se mantiene tan larga prisión “preventiva”, así como la aplicación de extremas medidas cautelares. Recurso que no se ha aplicado en contra de delincuentes del sexo, que no han trepidado en agredir a niñas de corta edad, incluidas parientes, como ha sido el caso del padre del presidente de la UDI. Este tipo de recurso tampoco ha sido aplicado por estafadores y otros personajes, verdaderos conspiradores en contra de la democracia y del Estado de Chile, que se han dedicado a desvalijar las municipalidades en las que han ejercido altas funciones edilicias: como son los casos de los hoy ex alcaldes de Vitacura, Ñuñoa, Viña del Mar, Maipú, Cauquenes, Pirque, San Carlos, Papudo, La Florida y un interminable etcétera. Todos ellos objeto de acusaciones probadas, pero cuyos procesos se extienden por larguísimos períodos sin arribar a término muchos de ellos.
Incluso, en el tan bullado caso Hermosilla, a pesar del enorme impacto y daño que tiene sobre el conjunto de la institucionalidad del Estado chileno, involucrando al Poder Judicial, a connotados políticos, así como otras autoridades, tampoco se ha aplicado esta “prisión preventiva”.
En cada una de estas situaciones, ninguno de personajes mencionados fue sometido al trato que ha recibido Daniel Jadue, no obstante es el único caso donde no han sido probadas las acusaciones. Con esto no estamos afirmando la inocencia del ex alcalde Jadue, toda vez que las acusaciones han sido realizadas, pero las que hasta hoy carecen de pruebas fehacientes.
El segundo comentario: no deja de llamar la atención el que un alcalde elegido y reelegido con votaciones notables, que cuenta con el apoyo mayoritario de su comuna, de sus electores, se ha visto aislado del mundo político. Su propio partido, salvo escasas expresiones militantes se ha “alejado” de la situación de Daniel Jadue, en una incomprensible señal de no entender que el juicio contra su militante es una acción eminentemente política. Y los comunistas tienen mucha experiencia en este tipo de situaciones. Pero, ¿Por qué ocurre esto?
Lo cierto es que en política no hay simples coincidencias. Debemos recordar que el alcalde Jadue contaba con amplio apoyo ciudadano, que lo llevó a competir en las primarias con el actual presidente Boric. Independientemente de su derrota, la votación obtenida fue muy elevada. Por lo tanto, su figura se erigía como una válida alternativa para una próxima candidatura presidencial. Especialmente al calor de las notables acciones emprendidas desde la comuna de Recoleta y que permitieron la conformación de farmacias populares, ópticas populares, bibliotecas, centros de vivienda, etc. Esto marcó la pauta para el accionar de todas las comunas en Chile, cuyas autoridades se vieron impelidas a continuar con el ejemplo de los recoletanos. Hoy toda la ciudadanía de todo el país ha logrado beneficiarse de los efectos generados por las farmacias populares, que permitió bajar de manera sustantiva los precios de numerosos medicamentos de primera necesidad para la población.
Esta iniciativa del alcalde de Recoleta atentó de manera directa contra los intereses de grupos económicos, entre ellos los vinculados a las principales cadenas de farmacias, los que ya han sido acusados de colusión en reiteradas ocasiones. Así, el alcalde se transformó en una figura extremadamente incómoda toda vez que, como hoy parece demostrarlo la cruda realidad, incluso dentro de su propio partido Jadue contaba con detractores, muchos de los cuales hoy ocupan posiciones de gobierno. Ciertamente esto habla de una colectividad que se encuentra dolorosamente fragmentada, dividida.
El resultado es que para todos resultaba muy cómodo eliminar la figura de Jadue del horizonte político.
Somos bastante realistas para considerar que el que Jadue fuera candidato o precandidato presidencial, de ninguna manera garantizaba su elección. Más aún, el autor de estas líneas considera que no había ninguna posibilidad para ello. Sin embargo, al igual que en la anterior primaria presidencial, hubiera sido testimonio de la fuerza de este militante político – así como de la colectividad que hasta hoy representa - que ha tenido la suficiente capacidad para interpretar numerosas demandas del ciudadano común.
Hoy, cuando la campaña municipal ya abre los inicios de la próxima campaña presidencial, es notorio el efecto que genera la ausencia de un Daniel Jadue. Particularmente por su capacidad de llegada en niveles poblacionales, estudiantiles, incluso en amplios sectores de asalariados, que fueron justamente los que le dieron su voto en las elecciones anteriores.
Todo hace pensar, entonces, que nos encontramos ante una acto de verdadera “cancelación” política de una figura que resulto incómoda no solo para sus directos opositores, sino también para algunos de su propio entorno cercano. Y todo esto, apoyado en un marco de seudo legalidad, otorgado por un sistema que está más preocupado de proteger a violadores, ladrones, confabuladores y coimeros.