By Pablo Varas 23 septiembre, 2024 - El Clarín Chile
"Volveremos a saludar octubre sabiendo que no se ganó nada. Algo así como un tiempo suspendido y en el espejo del tiempo la foto de un país a medio terminar que espera en algún momento ser terminado. También es justo decir que la deuda no ha sido pagada, y en algún momento será cancelada"
No hay duda que el país está pasando por momentos muy delicados. Uno de los tres poderes del Estado en el banquillo y con la espalda pegada a la muralla.
En pleno siglo XXI unos cuantos corsarios (ACH-LH) se conjuraron para sencillamente doblar la rodilla ante los grupos de poder. Obedientes entre ellos y desde sus estatuas configuraron el país que a ellos le interesaba.
La justicia, ese fundamental derecho que supone hace iguales a todos se cae, y deja al desnudo la indefensión para que millones de personas sean respondidas jurídicamente en sus derechos. La dama con un ojo vendado realmente ve con los dos. Habita para ser dócil como la mano del padrino sobre su gato.
Las responsabilidades recaen en la elite, la clase dominante, los aduladores de la ganancia. Los vemos manifestando que el mercado lo regula todo, y en esa danza queda el espacio para el fraude, el robo descarado, la expresión más abyecta de la corrupción, el uso abusivo mercantil del segundo piso de aquella casa maltratada un día de septiembre.
Y entonces donde están los que no tiene nada que perder como canta Silvio.
Este segmento se opone a levantar el secreto bancario, necesario recorrido para conocer el nacimiento del dinero. Bueno es recordar a Piñera con sus miles de billetes en los paraísos fiscales hablando en Ecuador.
Se conoció hace años esa relación SQM-PENTA con los partidos políticos sabiendo que las empresas no son votantes, pero incidían de manera brutal sobre los electores y la democracia que ellos necesitaban para sus intereses.
El favoritismo para entregar a un grupo selecto de privados los recursos marinos, la llamada ley Longueira. La compra de acciones en una empresa pesquera en medio de un litigio que se relacionaba con asuntos del Estado. Allí estaba la elite, allí se juntaban los piñeristas con sus plumas para pintarlas. Sub secretarios a dos sueldos, mientras vociferaban que ellos representaban la voluntad popular. Aquello nunca ha sido así, esos son asuntos personales, privados, extremadamente alegados del bien común.
Se abrazaron todos y el cordero para el sacrificio pagó por ellos. Orpis pasó a la cárcel, otros a clases de ética y el agua del mar siguió siendo salada. Allí estaba también (ACH) esa mano que saluda al tren.
No son hombres sencillos. Son los dueños de los hilos para que baile la marioneta de los favores manoseada hasta el cansancio. Son los dueños de los pasos en los pasillos de la casa de los presidentes. Se dicen por encima de todos y cargan con la sombra de ser sencillamente estafadores.
En este cuadro de corrupción abismante, no está el bajo pueblo, no está en viejo que espera una pensión digna, no está el maestro que necesita se le cancele la deuda histórica, no está. No existen los que habitan bajo de la línea de la pobreza mirados y tratados como una cosa.
Posiblemente en algún estado de locura creyeron que eran los dueños de todo y no estaban locos. Somos los dueños pensaron, y comenzaron a esquilmar los fondos de todos. las facturas falsas, las boletas truchas, comprar información privilegiada para seguir fortaleciendo la corrupción.
El 1% más rico de Chile se protege y de favores vive.
Allí estaba el sabio de la tribu, Hermosilla, lejos del bien común colocando alfiles, caballos y peones para que el juego siga. Muy mal debe estar el Poder Judicial para llegar a un circo con tráfico de influencias, donde todos se hacen los sordos y se resisten a dar un paso al costado.
Los senadores se abrigan en el silencio. Ellos votan a los que serán supremos.
Hermosilla, los estudiantes pobres y los ricos.
Nada puede ser más justo que entregar comida diaria a miles de estudiantes, eso es responsabilidad del Estado, aquel asunto olvidado como lo es el Bien Común. Las necesidades entonces se convierten en asuntos de mercado. Grupos económicos disputándose millones y millones de pesos para que el hambre, maltratador de generaciones sea medianamente superado. Allí está nuevamente Hermosilla.
La familia Abumohor, grupo económico conocido, se adjudicó $126.334.000 en trato directo para dar alimentación a los pobres. Esos niños y adolescentes que son hijos de la clase obrera, los que asisten a escuelas municipales. Sucedió cuando (ACH) era ministro de Piñera. Allí estaba la mano de Hermosilla. Puros privilegios entre ellos.
Volveremos a saludar octubre sabiendo que no se ganó nada. Algo así como un tiempo suspendido y en el espejo del tiempo la foto de un país a medio terminar que espera en algún momento ser terminado.
También es justo decir que la deuda no ha sido pagada, y en algún momento será cancelada.
Pablo Varas.
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