By El Clarín de Chile 8 diciembre, 2024
El régimen autoritario de 24 años del presidente sirio Bashar al-Assad parece haber llegado a su fin, marcando un giro inesperado en la prolongada guerra civil que ha asolado al país desde 2011. Un oficial del Ejército sirio, informado de los últimos acontecimientos, confirmó a Reuters que el mando militar ha notificado a sus oficiales sobre el colapso del gobierno de Assad tras una rápida ofensiva rebelde que ha tomado por sorpresa al mundo y a las capitales árabes.
La rápida caída de Damasco
El domingo, los rebeldes sirios proclamaron que Damasco estaba “ahora libre de Assad”. Mientras tanto, el líder que durante años sofocó cualquier forma de disidencia huyó de la capital hacia un destino desconocido, según informaron dos oficiales de alto rango del Ejército. Testigos relataron que miles de ciudadanos, a pie y en vehículos, se congregaron en una plaza principal de la ciudad coreando “Libertad”.
En las afueras de Damasco, la prisión militar de Sednaya, símbolo de represión donde miles de prisioneros eran retenidos, fue liberada por los insurgentes. El control de la capital, logrado sin señales de despliegue militar significativo, dejó al régimen desmoronándose rápidamente.
La ofensiva rebelde y el simbolismo de Homs
La toma de la ciudad de Homs, un bastión estratégico en el corazón de Siria, marcó un hito en la ofensiva rebelde. En apenas un día, los insurgentes se hicieron con el control total, obligando al Ejército a una retirada precipitada. En las calles de Homs, la población celebró con cánticos como «Assad se ha ido, Homs es libre». La ciudad, otrora destruida por años de combates y asedios, se convirtió en un símbolo de la resiliencia rebelde.
La caída de Homs también representa una ruptura geográfica clave: separa Damasco de la región costera, bastión de la secta alauita de Assad, y corta una vía de comunicación crítica con las bases rusas en Latakia. Este cambio territorial deja al régimen aún más vulnerable.
Un éxodo en el aire
Coincidiendo con la toma de Damasco, un avión de Syrian Air despegó del aeropuerto de la capital y, tras un brusco giro, desapareció del radar. Aunque se desconoce quién iba a bordo, el hecho ilustra el caos y la incertidumbre que envuelven la caída del régimen.
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Reacciones internacionales y el temor a la inestabilidad
El colapso del gobierno de Assad ha generado preocupación en las principales potencias regionales e internacionales. Qatar, Arabia Saudita, Jordania, Egipto, Irak, Irán, Turquía y Rusia emitieron un comunicado conjunto calificando la situación como una amenaza para la estabilidad regional. La guerra civil siria, que comenzó como un levantamiento popular, ha involucrado a actores globales, fomentado el terrorismo internacional y generado una crisis de refugiados sin precedentes.
Sin embargo, las dudas persisten sobre el futuro inmediato del país. Hayat Tahrir al-Sham, el principal grupo rebelde y antiguo brazo de Al Qaeda, ha prometido evitar represalias y garantizar la seguridad de las minorías, aunque muchos temen la imposición de un gobierno islamista estricto.
La retirada de los aliados de Assad
El debilitamiento de los aliados internacionales de Assad ha sido un factor determinante en su caída. Mientras Rusia está inmersa en la guerra de Ucrania, Irán y Hezbolá enfrentan sus propias crisis internas y conflictos, lo que ha limitado su capacidad para sostener al régimen. Este aislamiento ha dejado a Assad sin el apoyo necesario para enfrentar la ofensiva rebelde.
Un futuro incierto para Siria
Con la capital y sus alrededores en manos rebeldes, los insurgentes han redoblado sus esfuerzos por consolidar su control. En los suburbios de Damasco, monumentos y símbolos del régimen, como una estatua del expresidente Hafez al-Assad, fueron derribados, mientras los combatientes avanzaban hacia las zonas periféricas.
El primer ministro interino, Mohammad Ghazi al Jalali, aseguró estar dispuesto a cooperar con cualquier liderazgo elegido por el pueblo sirio, sugiriendo una posible transición de poder. Sin embargo, el país enfrenta desafíos monumentales para lograr la estabilidad y la reconstrucción tras más de una década de guerra.
En este contexto, el pueblo sirio celebra el fin del régimen de Assad, mientras el mundo observa con atención los próximos pasos de los rebeldes y las fuerzas internacionales en un conflicto que ha transformado radicalmente la región. La esperanza de libertad se mezcla con la incertidumbre de un futuro aún por definirse.
Información de Reuters
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