Por: Víctor Maldonado R. (Sociólogo. Ex Subsecretario de Desarrollo Regional. Ex secretario nacional DC)
El Mostrador. 28 enero, 2025
Cuando no hay una candidatura indiscutida, la participación efectiva en un procedimiento de consulta abierta es irreemplazable para legitimar un liderazgo. Es el camino que permite ir sumando apoyos, sin ir dejando un gran número de heridos y contusos a lado y lado de la vera.
Cuando no se toman las decisiones a tiempo, las sorpresas irrumpen en el vacío que se deja. La centroizquierda está demorando tanto su decisión presidencial que está haciendo posible que algún otro se presente y le compita en su espacio. Y no faltan los que, en sus filas, buscan un atajo y sorprender a todos con una solución rápida en el punto de partida.
Con todo, está surgiendo una esperanza. Lo impresentable de una derrota consentida, lo letal de una dirigencia que acepta una rendición apenas encubierta, está produciendo reacciones más honorables.
Eso se nota porque, lenta pero inexorablemente, la decisión presidencial en el oficialismo se está moviendo hacia el centro de la escena política. Esto queda demostrado porque las soluciones más fáciles, como asignar el papel a una figura concordada con premura, han sufrido demoras y, más bien, se están desechando.
Se podrá seguir en el intento de ganar el “quién vive” mediante señales de apoyo por parte de un sector de la élite oficialista. Sin embargo, lo que termina por hacer noticia es la contención del intento, no su éxito.
Dos aspectos están jugando a favor de esta tendencia: la creciente disposición socialista a tener candidatura propia en primarias y la aparición de otras candidaturas de partido (liberales, PR, DC, FRVS) que no parecen tener ninguna disposición a bajarse y sí a tener una primaria más acotada del socialismo democrático y la DC, lo que asoma también como una posibilidad incipiente.
Lo que tienen en común estas tiendas políticas, salvo los liberales, cuyo candidato quiere llegar al Senado más que a La Moneda, es que los demás identifican un peligro que no pueden aceptar.
Si en una primaria -producto de la dispersión- resulta electo un candidato de línea dura, sus opciones parlamentarias quedan en riesgo. Se trata de alternativas moderadas, pues el hecho de quedar atados al liderazgo de alguien que no lo es, resultaría inexplicable para sus electores.
Si hay algo en lo que todos están de acuerdo, independientemente de su aproximación al tema presidencial, es que un partido puede soportar el ausentarse de La Moneda, pero no puede ausentarse del Parlamento y sobrevivir.
Por favor, pasa tú primero
Sin duda, la posición de La Moneda a favor de la primaria presidencial única y lista parlamentaria conjunta será una constante.
Pero ocurre un hecho de lo más obvio y es que desde Palacio se tiene una mucho mayor posibilidad de conseguir apoyos para decisiones vinculadas con el presente que sobre aquellas que tienen que ver con su sucesión.
Eso sin considerar que su capacidad general de imponer disciplina nunca ha sido la especialidad de la casa y, por si fuera poco, disminuye día a día.
La puesta en escena de un acuerdo rápido, expedito y del gusto del actual mandatario está resultando insostenible. Los simulacros no están de moda y las competencias mentirosas no encuentran muchos personajes dispuestos a protagonizar ese guion.
Una candidatura conjunta PPD-PS podría justificar, en parte, que el Frente Amplio se enfocara, como su dirigencia desea, en la competencia parlamentaria donde tiene mucho espacio que consolidar. Sin esta excusa no puede, simplemente, presentar una candidatura de papel.
El contraste con la evolución que tuvo la opción Boric es notable y da para que los demás lo destaquen a cada paso en términos nada elogiosos.
Conseguir candidato cuando es evidente que no se quiere competir es difícil, más cuando toda la energía se pone en otra parte. De allí la propensión a tercerizar la candidatura presidencial, o sea, a procurar que alguien de fuera de sus filas se entusiasme cuando es obvio que ninguno de los propios lo está en absoluto.
Es tan evidente este giro que queda de manifiesto en la posición de su principal figura. Al inicio de este gobierno era claro que el sucesor de Boric en la presidencia era Giorgio Jackson, y ahora sucede que este se presenta como encabezando el esfuerzo electoral de su partido para ganar escaños parlamentarios.
El ejercicio del poder ha redimensionado a sus líderes, la opción presidencial se esfumó y la verdadera prioridad queda manifiesta en la función que ahora le toca desempeñar a Jackson. Esta imagen evita mil palabras.
Cocineros con patines
El foco común de atención comienza a ponerse en las primarias y en las modalidades específicas de su implementación. Lentamente, la idea de competir para obtener la nominación en las urnas irá tomando cuerpo. Eso es incompatible con la propensión nacional a ir en procesión laica a ofrecer la candidatura a Michelle Bachelet. Los partidos no pueden desembarcarse de las negociaciones que tendrán a todos absortos a partir de marzo.
La posición del PS resultará decisiva. Por supuesto, lo quiere todo: unidad, lista única, candidata y buen resultado electoral. Pero tal vez descubra que no se puede obtener todo al mismo tiempo. Si se embarca en la competencia presidencial con candidatura propia la dinámica será muy fuerte y se descubrirá reevaluando las opciones que le han parecido, hasta hoy, indiscutibles.
Para efectos prácticos, si algunos tienen la intención de convertir la cocina parlamentaria en casa rodante y cocinar en un ambiente móvil, más vale que lo intenten pronto y mejor que hasta ahora, antes que se les queme el guiso.
Sinceramente, al aire libre y fuera de los cenáculos y pasillos tradicionales, no se les ve tan ágiles como se perciben unos a otros en ambientes más claustrofóbicos.
Actuando de cara a la militancia, el decoro importa y las argumentaciones de equilibrios de poder al interior de la élite establecida no conmueven a muchos cuando se trata de un amplio auditorio.
Además, cuando no hay una candidatura indiscutida, la participación efectiva en un procedimiento de consulta abierta es irreemplazable para legitimar un liderazgo. Es el camino que permite ir sumando apoyos, sin ir dejando un gran número de heridos y contusos a lado y lado de la vera.
Son muchos los que quieren decidir y rechazan activamente el contentarse con hacer una venia o, simplemente, informarse por la prensa de cómo algunos decidieron dispensarlos de tener que resolver. Si no lo creen, es cosa que lo intenten y veamos cómo les va. Ese es el problema con la democracia: que los ciudadanos se convencen del derecho de tener participación para decidir.
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