Reportaje de Radio Bío Bío cita testimonio de exasesor presidencial que detalla operativo para el regreso del exdictador a Chile en 2000.
Un explosivo testimonio del exasesor de la administración de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), Cristián Toloza Castillo, revela que el gobierno chileno de la época colaboró en la elaboración de un plan para que el exdictador Augusto Pinochet Ugarte simulara una enfermedad mental y así evitar su extradición a España desde Londres en el año 2000. La información, publicada originalmente por Radio Bío Bío, se basa en declaraciones entregadas por Toloza al investigador británico Philippe Sands para su nuevo libro Calle Londres 38, que aborda el histórico caso.
El arresto en Londres y la estrategia de «demencia senil»
Augusto Pinochet, entonces senador vitalicio, fue detenido en Londres el 16 de octubre de 1998 tras una orden del juez español Baltasar Garzón, quien lo requería por crímenes de lesa humanidad cometidos durante su régimen (1973-1990). Tras 503 días de arresto domiciliario, el ministro del Interior británico, Jack Straw, anunció el 2 de marzo de 2000 que no extraditaría al exgeneral por «razones humanitarias», alegando que padecía demencia senil.
Sin embargo, el regreso de Pinochet a Chile al día siguiente despertó sospechas: tras aterrizar en un avión de la FACH, el exdictador abandonó su silla de ruedas para caminar y abrazar al comandante en jefe del Ejército, Ricardo Izurieta. Este gesto, que contradijo los informes médicos presentados en Reino Unido, hoy adquiere nuevo significado con las declaraciones de Toloza.
El «manual» para fingir síntomas
Según el exasesor de Frei, el gobierno chileno diseñó un documento de unas diez páginas con instrucciones para que Pinochet actuara como un paciente con deterioro cognitivo. «Se indicaba cómo debía fingir Pinochet que estaba deprimido (…). Tenía que decir que había pensado suicidarse, que tenía problemas de memoria, cosas irracionales y absurdas», relató Toloza a Sands.
El objetivo era cumplir con los requisitos médicos exigidos por Straw para liberarlo, tras años de batallas legales y presiones diplomáticas. «Creo que la cuestión médica la plantearon los británicos. Sabían que, legalmente, podían abortar el proceso de extradición por salud», explicó el exfuncionario, quien formó parte del equipo encargado de gestionar el retorno de Pinochet.
El acuerdo, según Toloza, incluía que Chile juzgaría al exdictador una vez recuperado su fuero. No obstante, Straw insistió en un examen médico independiente, lo que obligó a perfeccionar la estrategia. El manual habría sido entregado al general Izurieta, quien lo transmitió.
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