Constanza Vargas - 19-04-2025 – radio.uchile.cl
En procesos de campaña política se agudiza el tráfico fenómeno de creer aquello que alimenta tus propias efecto de las mentiras en las elecciones. de información falsa. Expertos analizan el creencias, el "desprecio por la información" y el
En una sola entrevista el candidato del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser dijo por lo menos dos mentiras, una de ellas es que en Chile se ponen 72 vacunas a los recién nacidos, afirmación que fue desmentida incontables veces en diversos espacios informativos. También dijo que el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género no tiene resultados medibles, eso lo refutó la misma cartera a través de sus redes sociales.
Levantar información falsa en la política no es nuevo, ya lo dijo el jefe de propaganda del régimen nazi Joseph Goebbels, durante la Segunda Guerra Mundial: “Miente, miente que algo queda”.
Hoy los expertos tienen un consenso y es que este fenómeno se agudiza en procesos eleccionarios, con redes sociales parcializadas por los algoritmos, con desconfianza a los medios tradicionales, con una desafección por la política tradicional, entre otros factores. La pregunta principal es: ¿Cómo influye instalar estas posverdades o mentiras o encuadres de la realidad en procesos eleccionarios?
Cristián Leporati, académico de la Escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales y experto en marketing político, explicó que el efecto de esta estrategia es de reforzamiento. “La comunicación política más o menos de los 80 en adelante está esencialmente focalizada y guiada por las emociones. Las mentiras que te hacen sentido se enmarcan dentro de esa línea, refuerzan a la persona”, dijo.
En un contexto de crisis institucional, política, económica, de seguridad y gobiernos que no dan solución efectiva a las mismas, no solo en Chile sino que en el mundo, hay una búsqueda de algo en qué confiar de parte de la ciudadanía. “La gente quiere creer y cree lo que quiere creer y quien le alimenta eso ideológicamente a través de una retórica política en campañas, gana elecciones”, profundizo.
“Ya lo vimos en el caso de Argentina con (Javier) Milei y en el caso Brasil con (Jair) Bolsonaro, lo hemos visto dos veces con (Donald) Trump llegando al gobierno del país más poderoso del mundo. Por lo tanto, funciona”, agregó el experto.
Malamente, la mentira está consolidada como una herramienta de comunicación política a estas alturas, en esto coincide el profesor Alejandro Morales, doctor en comunicación y académico de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, quien aseguró que existe un “desprecio por los datos y por la información contrastada frente a algo que nos reafirma lo que nosotros pensamos y eso se reactiva en períodos electorales”.
El académico aseguró que hay una parte de la población que es más sensible a este fenómeno y por eso los grupos que usan esta estrategia crecen, pero que también “hay un grupo ya mayor de gente que conoce este fenómeno y que está un poco más alerta, porque ya no es nuevo, lo hemos visto desde varios periodos electorales”, sumó Morales.
Efectivamente, se ha visto en otros procesos en el país, por ejemplo, Leporati trajo a colación que “el recurso del miedo fue el que más se usó en la campaña del ‘Rechazo’ en la Convención Constitucional y funcionó perfecto”.
Se refiere al proceso constitucional que tuvo su plebiscito de salida en 2022. En ese periodo CIPER hizo una investigación que arrojó 202 denuncias al Servel por difusión de noticias falsas, un 23% del total que se recibieron. Eran denuncias tanto hacia la campaña del Apruebo como la del “Rechazo” y que se archivaron porque el Servel no tiene facultades sancionatorias, tema que también ha sido foco de debate.
Otros sostienen que cuando se habla de desinformación en la política hay que tener cuidado, porque se utiliza como arma para deslegitimar al adversario tanto de la izquierda como de la derecha. Es lo que plantea Pedro Anguita, académico de la Universidad de Los Andes, doctor en Derecho y exmiembro de la Comisión contra la Desinformación, quien agrega como preocupación la cantidad de candidatos y candidatas que surgen para las próximas elecciones, que podría estimular la reproducción de información falsa o los “bulos”.
El experto aseguró que el gran problema de las democracias contemporáneas responde a que “hoy día la principal fuente de información que tienen los ciudadanos proviene de contenido que nadie sabe muy bien de dónde viene y obviamente genera un efecto distorsionador en el momento en que nos formamos nuestras convicciones políticas, nuestras preferencias a la hora de ir a la urna y votar por un determinado candidato. Yo creo que ese es un gran problema que existe en el mundo”, dijo.
Sin embargo, reconoce que no hay evidencia que muestre un efecto decisivo en elecciones: “Hemos elegido Presidente de la República, senadores, diputados, concejales, alcalde, gobernador, es decir, se ha renovado prácticamente todo el aparato de estatal sujeto al voto popular y la verdad es que han circulado desinformaciones, pero yo creo que ninguna ha tenido la magnitud ni la ni el volumen que ha haya podido cambiar al curso de una elección”.
Más allá de si es el factor decisivo o no, se trata de un problema que dificulta el que las personas obtengan información veraz para votar, la ONU ya lo advertía en 2019 como un hecho que amenaza la democracia. “Las personas deberían estar guiadas por la verdad y no por falsedades a la hora de elegir a sus representantes. Sin embargo, si bien la tecnología ha transformado las formas en que recibimos y compartimos información, a veces se utiliza para engañar a la opinión pública o para alimentar la violencia y el odio”, advirtió António Guterres, secretario general de la ONU.
Quien también reconoció esto como un problema fue la propia presidenta Consejo Directivo del Servel, Pamela Figueroa, que de hecho lo calificó como “uno de los principales conflictos de los procesos electorales a nivel mundial”. En conversación con Influyentes de CNN afirmó que “mientras las redes sociales no se ocupen con campañas pagadas”, el Servel no tiene opción para fiscalizarlas.
Las redes sociales y qué hacer
Alejandro Morales aseguró que las redes sociales instalan un fenómeno de clima informativo enrarecido, “porque al ser todos prosumidores de información, que consumimos y producimos al mismo tiempo, ya no está ese filtro que de alguna manera la prensa tradicional, no solamente de jerarquizar, sino que también hacer el ejercicio anterior de verificación”.
Si bien la prensa continúa esa labor, su impacto es menor porque tiene de competencia a personas que no vienen del mundo de la comunicación pero sí son líderes de opinión. “No hay problema con que personas que no sean periodistas tengan una influencia, pero hay un grupo que sencillamente por desprolijidad, por desconocimiento, por mala fe, a veces amplifica informaciones que no son exactas”, aseguró.
Con este desafío, el académico aseguró que los periodistas tienen una labor relevante al servicio de la verdad, que puede ser incluso potenciada con la tecnología a la hora verificar información. “Hay acciones colectivas que se deben tomar, como la alfabetización mediática digital de los ciudadanos, también un mayor control por parte de la plataformas, las plataformas no pueden ser ajenas a este fenómeno”, agregó.
Como tarea personal, afirmó que es central “informarse a través de fuentes directas y diversos medios, ampliar el abanico de medios informativos, tener una dieta informativa balanceada, como se dice, estar siempre en alerta y dudar de lo que nos llega, no compartir ni ampliar contenido dudoso, distinguir entre lo que son los hechos, las opiniones y las interpretaciones”.
Por su parte, Cristián Leporati afirmó que informarse tiene hoy una dificultad mayor y es crucial acudir a distintas fuentes, por ejemplo. Sin embargo, agregó que debido a este escenario en que las personas eligen creer en lo que más les acomoda, “es muy difícil poder controlar eso, de verdad es bien incontrolable, salvo a través de la cultura, o sea, tener capital cultural y cívico como ciudadano para poder discriminar. Y eso es tarea, obviamente, de los gobiernos y de la educación”.
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