By Simon Del Valle 24 octubre, 2025 - El Clarin Chile
Más que un real reordenamiento del electorado, la misiva refleja la fragilidad de una candidatura que no logra repuntar. La apelación a un “centro político” representado por figuras que hace tiempo abandonaron ese espacio es, en los hechos, una falsa propaganda que intenta instalar la idea de una Matthei capaz de construir acuerdos transversales.
En la recta final de la carrera presidencial, la campaña de Evelyn Matthei ha desplegado un nuevo gesto comunicacional: una carta firmada por más de un centenar de exdirigentes y exautoridades ligadas a la ex Concertación y a partidos de centroizquierda, en la que manifiestan su apoyo a la abanderada de Chile Vamos, Amarillos y Demócratas. La misiva, titulada “Nuestra opción por Chile”, fue destacada con entusiasmo por medios tradicionales como La Tercera, Emol y Radio Bío, que la instalaron como un supuesto “espaldarazo transversal” a la candidatura.
Sin embargo, bajo la superficie, el gesto parece más bien un recurso desesperado para capturar una franja del electorado que —según muestran las encuestas— ya se ha alineado con Jeannette Jara.
El intento de apropiarse de un electorado esquivo
La operación busca proyectar la imagen de que Matthei logra atraer a sectores del “centro” y la “centroizquierda”, un espacio que en teoría podría debilitar a Jara. No obstante, quienes firman la carta están lejos de representar hoy a ese mundo político. Son figuras que en su momento militaron en la Democracia Cristiana o en partidos de la Concertación, pero que desde hace años transitaron hacia posiciones abiertamente neoliberales y más cómodas en la órbita de la derecha.
Mariana Aylwin, Ximena Rincón, René Cortázar, Sebastián Edwards, Óscar Guillermo Garretón, Marco Colodro, Vivianne Blanlot, Matías Walker y Jaime Ravinet, entre otros, forman parte de un elenco que se ha caracterizado por su oposición a políticas como la gratuidad universitaria y por defender un modelo económico que hoy se cuestiona ampliamente. Difícilmente encarnan a una izquierda democrática, y menos aún a un centro progresista.
El efecto real de esta carta, por lo tanto, es limitado: busca impactar en votantes poco informados o muy alejados de la política, pero no modifica sustancialmente la correlación de fuerzas en la contienda.
Una campaña desarticulada y bajo presión
La jugada de Matthei ocurre en un momento especialmente complejo para su campaña. Según la última encuesta Feedback, publicada este viernes, la candidata de Chile Vamos cayó al cuarto lugar, superada por Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario. El sondeo ubica a Jeannette Jara en primer lugar con un 30,1%, seguida por José Antonio Kast con 22,3%, Kaiser con 17,5% y Matthei relegada al 15,4%.
El diagnóstico no es nuevo. El sociólogo Alberto Mayol sostuvo durante la semana que los tres candidatos de derecha están técnicamente empatados, análisis que favorece a Kaiser y golpea la pretensión de Matthei de alcanzar a Kast en el segundo lugar. La carta de los exconcertacionistas intenta contrarrestar esa percepción, pero se inscribe en una estrategia errática, marcada por gestos mediáticos sin consistencia electoral.
Entre el simbolismo y la propaganda
Más que un real reordenamiento del electorado, la misiva refleja la fragilidad de una candidatura que no logra repuntar. La apelación a un “centro político” representado por figuras que hace tiempo abandonaron ese espacio es, en los hechos, una falsa propaganda que intenta instalar la idea de una Matthei capaz de construir acuerdos transversales.
Pero la realidad es distinta: la campaña se encuentra en retroceso, arriesgando quedar fuera de cualquier posibilidad de segunda vuelta. Las cartas y gestos comunicacionales podrán sumar titulares en la prensa, pero no alteran la dirección de fondo de una candidatura desarticulada, que se acerca al desenlace electoral sin lograr captar la adhesión mayoritaria del electorado de centro ni de derecha.
Simón del Valle
