Por Simon Del Valle
El Clarín Chile, 28 octubre, 2025
El escenario electoral chileno entra en su fase más decisiva con la publicación de las encuestas de la última semana. La más comentada ha sido, sin duda, la del Centro de Estudios Públicos (CEP), siempre presentada como el “termómetro final” de las elecciones presidenciales. Sin embargo, lo que muestran las cifras no son certezas inamovibles, sino tendencias que consolidan lo ya recogido en otros estudios: Jeannette Jara se proyecta como ganadora en primera vuelta, mientras que la derecha y la ultraderecha aún disputan con incertidumbre quién se enfrentará a ella en el balotaje.
La campaña, por tanto, sigue abierta. Nada está cerrado, como lo recuerdan las sorpresas en otras latitudes, como Argentina, donde las encuestas legislativas erraron estrepitosamente el domingo 26 de octubre, al anticipar una mayoría peronista que terminó en triunfo para Milei.
Jara firme en la delantera
La candidatura de Jeannette Jara, respaldada por el oficialismo, se mantiene al frente de todas las encuestas. El CEP le asigna un 23%, igualada con José Antonio Kast, mientras que la Agenda Criteria y la Cadem le otorgan entre 27% y 28%, ampliando la ventaja frente a su principal competidor. Incluso en la llamada “base 100” de Cadem, que mide solo a quienes aseguran que votarán, Jara llega al 30%, un dato relevante en un contexto de voto obligatorio.
Más allá de los porcentajes, la fortaleza de la candidata se expresa en la fidelidad de su electorado: un 91% de quienes la apoyan afirma estar totalmente decidido, el nivel de convicción más alto de todos los postulantes. Su franja televisiva es considerada la más atractiva por una parte importante de los votantes y, en atributos como salud, educación y cercanía con los problemas de la gente, supera a Kast.
La apuesta de Jara ha sido consistente: mostrarse como la candidata de la estabilidad y la sensibilidad social, en contraste con el énfasis securitario y de orden de sus contendores de derecha. Esa coherencia le ha permitido instalarse en el primer lugar sin grandes movimientos, pero con una solidez difícil de desconocer.
Una derecha en disputa
Donde la incertidumbre se concentra es en el campo opositor. El CEP y otras encuestas reflejan que José Antonio Kast se consolida como el candidato de la derecha radical, con entre un 20% y 23% de apoyo. Su estrategia se ha enfocado en reforzar su liderazgo en temas de delincuencia, narcotráfico y economía, áreas en las que aparece mejor evaluado que Jara. No obstante, su ventaja es relativa: la expectativa presidencial —quién se cree que será el próximo mandatario— aún lo favorece, con un 37% a su favor, frente a un 29% de Jara.
Pero la sorpresa viene desde el flanco más extremo del espectro: Johannes Kaiser, identificado con posiciones más radicales que Kast, ha irrumpido en las últimas semanas con fuerza. En algunos sondeos alcanza el 13% o 14%, incluso superando a Evelyn Matthei, cuyo retroceso ha sido notorio. La exalcaldesa de Providencia, otrora figura fuerte de la derecha tradicional, aparece hoy en caída libre: con 13% en el CEP y 13% en Cadem, ya no puede sostener el tercer lugar.
La disputa interna en la derecha se ha vuelto así un terreno mucho más abierto de lo que parecía meses atrás. Si Kast logra retener la supremacía, su paso a segunda vuelta frente a Jara parece asegurado. Pero si Kaiser continúa creciendo y absorbe parte del voto duro conservador, la composición final del balotaje podría tomar un giro inesperado.
La paradoja de la segunda vuelta
El panorama que proyectan las encuestas es paradójico: Jara lidera en intención de voto en primera vuelta, pero en casi todos los escenarios de segunda vuelta aparece en desventaja. Contra Kast perdería por 12 puntos en Cadem y por 8 en CEP; frente a Matthei también caería; incluso contra Kaiser o Parisi, los números no le son favorables. Solo frente a candidatos de menor peso —como Marco Enríquez-Ominami o Harold Mayne-Nicholls— lograría imponerse.
Este contraste muestra que, aunque la candidata oficialista domina el inicio de la carrera, la derecha en sus distintas expresiones aún concentra la expectativa de poder. El electorado indeciso y los votantes obligados a participar por primera vez bajo la nueva ley serán claves en definir si la ventaja inicial de Jara se traduce en triunfo o si se repite la historia de la centroizquierda en 2009 y 2017, cuando partió liderando pero terminó cediendo en la segunda vuelta.
Un debate sin sorpresas
El último debate presidencial, transmitido por Canal 13, confirmó que los candidatos prefieren no arriesgar. Los ocho postulantes se limitaron a repetir diagnósticos y propuestas ya conocidas, sin confrontaciones ni novedades. La señal es clara: nadie quiere cometer un error a veinte días de la elección. La campaña se mueve más por la consolidación de imágenes ya construidas que por giros discursivos de última hora.
En contraste, la franja electoral, aunque vista por un 60% de los consultados, sigue teniendo un impacto limitado en la decisión final. Solo un 21% declara que este espacio será fundamental para definir su voto.
El peso de lo incierto
El escenario de cara al 16 de noviembre parece entonces estable en las cúpulas, pero incierto en la base. La estabilidad es la candidatura de Jara, que domina la primera vuelta. La incertidumbre está en la derecha, donde Kast, Kaiser y Matthei se disputan un electorado que oscila entre la moderación, el conservadurismo y el extremismo.
La historia reciente muestra que las encuestas son una brújula, no un destino. El caso argentino lo recuerda con fuerza. Y en Chile, con voto obligatorio, un alto porcentaje aún indeciso y la presión de un electorado poco interesado en la política —según CEP, un 45% declara no tener mayor interés—, las sorpresas siguen siendo posibles.
Nada está cerrado. La certeza es Jara, pero las sorpresas podrían venir de la derecha. Y ahí, más que en la candidatura oficialista, se jugará el desenlace de estas elecciones.
Simón del Valle
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