Por Carlos G. Daroch Varas – Abogado - 19 DE FEBRERO 2022 – Colombia.
Comienzos de año electoral, con una violencia que empapa de sangre al país completamente. A la fecha hay 24 lideres en derechos humanos que fueron asesinados en distintas zonas del territorio nacional, entre esos, desafortunadamente fue asesinado un muchacho indígena del Departamento del Cauca que impulsaba temas ambientales. También fueron asesinados según datos oficiales 3 excombatientes que hicieron dejación de las armas y firmaron el acuerdo de paz. Son más de 300 los excombatientes asesinados después de la dejación de las armas. (Indepaz Org. Derechos Humanos informe enero 2022)
En este año, al 12 de febrero de 2022, se han producido 19 masacres con 82 víctimas mortales, cada hecho de sangre tiene 3 o 4 víctimas.
A la fecha del 12 de febrero pudiéramos decir que en el trienio 2019 al 2021 y parcialmente lo del presente año 2022, entre lideres sociales comunales y excombatientes firmantes del acuerdo de paz, son 1200 asesinatos. Mientras por la Fiscalía General de la Nación entrega unas cifras de esclarecimiento de casos de un 68 % y que hay condenas en la mayoría de casos. Lo cual no ha sido posible constatar la veracidad de la afirmación por no tener más datos oficiales mucho más precisos de cada caso puntualmente.
htps://www.fiscalia.gov.co/colombia/noticias/fiscalia-supero-el-68-en-avance-de-esclarecimiento-de-crimenes-contra-defensores-de-derechos-humanos-en-2021/
La Fiscalía General de la Nación la dirige un condiscípulo del presidente Duque, quien ha estado al lado de su amigo desde hace un tiempo acompañándolo en tareas de gobierno, por lo que se duda un tanto de las cifras que entrega respecto de la investigación sobre estos hechos, pero todo apunta que hay una impunidad creciente.
De otra parte, los organismos de control y fiscalización de los actos de los funcionarios públicos, como La Procuraduría General de la Nación y Contraloría General de la Republica se encuentran dirigidos por exfuncionarios del gobierno. La tesis que dentro de la estructura del estado debieran coexistir, unos ejerciendo el gobierno y otros vigilando y controlando, en este caso puntual no se da. (Pesos y Contrapesos)
Estas cifras estremecedoras y escandalosas, para una de las “democracias más antiguas de la región”. Refleja la crisis social inmensa que vive Colombia. Hace casi siete décadas que este país se debate en una violencia política infernal que ha detenido el desarrollo integral del país. Además de producir un gran desplazamiento interno, desde las regiones hacia los centros urbanos de las ciudades capitales como por ejemplo Medellin, Cali, Popayán, Manizales, Quibdó, Pasto y Bogotá. Fenómeno que ha sido documentado por los organismos internacionales defensoras de DD HH y colocan a Colombia en un tercer lugar en el mundo con desplazamiento interno
Esta violencia asoma de manera brutal cuando en la perspectiva electoral de los comicios presidenciales del 29 de mayo del presente año se vislumbra con mucha certeza el triunfo de la candidatura progresista de Gustavo Petro Urrego (centro izquierda), dentro de una unión de movimientos llamado “Pacto Histórico”, dentro de esta coalición, se encuentran movimientos indígenas, afrodescendientes, independientes, cristianos progresistas, Polo Democrático y los restos de un viejo movimiento guerrillero M-19, del cual fue militante el candidato Petro.
Aunado al hecho que termina el periodo presidencial de Ivan Duque rodeado de un desencanto político que nace en el mismo partido del presidente Duque (Centro Democrático), según el dicho de una representativa senadora de este partido, “Duque le sabe a mierda al expresidente Alvaro Uribe Velez”.
La guerrilla del ELN, según información recogida por los medios de comunicación, ha dicho que su ofensiva armada es la despedida al gobierno. Atentados con explosivos en cuarteles militares y policiales, emboscadas son las noticias diarias. Sin dejar de lado los estragos violentos causados por las bandas criminales asociadas al fenómeno del narcotráfico y que se enfrentan territorialmente al estado, evidenciando el absoluto fracaso de la política antidrogas impulsada por EEUU.
Se notan los cuatro años de un mal presidente que no ha sabido gobernar que no supo cómo cerrar la brecha social, no hubo lugar para encarar las reformas vitales que se necesitan y que fueran incluidas en el acuerdo de paz con las Farc. De contera le cayó encima la emergencia sanitaria global del COVID 19. Con la parálisis del aparato productivo, su enfoque político estratégico de querer acabar en este periodo presidencial con el acuerdo de paz, llevo a este gobierno a un desgaste político intenso. Proyectos de ley fueron tramitados con urgencia en el Congreso de la Republica y luego al pasar al control automático de la Corte Constitucional resultaron con vicios de forma o de fondo y fueron declarados inexequibles.
La pandemia nos llevo a la virtualidad y al uso masivo de las redes sociales escenario mundial donde todo o casi todo es visible. Desde un atraco callejero hasta la movilización social, somos participes queramos o no, de estar en las redes sociales, siendo actores de la protesta social que muestra el desencanto de la población con sus gobernantes, como de igual forma nos ilustra sobre los efectos dañinos de la corruptela.
Este escenario pandémico nos lleva aventurar que hay vientos que anuncian un cambio en la dirección del gobierno, ese viento sureño nos debe traer democracia y paz.
El candidato Gustavo Petro afirma: “el cambio es pasar de una economía extractivista a una economía productiva, las necesidades de la sociedad colombiana no son las de construir el socialismo, sino de construir democracia y paz”
CARLOS G. DAROCH VARAS - ABOGADO