Por Apolo Olivares – 29 de enero 2022 – Ex dirigente de la Universidad Técnica del Estado - para UTE.NOTICIAS
Rusia y Ucrania atraviesan una situación en extremo delicada, pues, por una parte, los habitantes del occidente de Ucrania tienen gran afinidad con Europa y, en particular, desean su incorporación a la Unión Europea. En agudo contraste, quienes habitan el oriente y el sur de Ucrania reconocen en Rusia el origen de su cultura, religión e idioma, por lo que su deseo es pertenecer a esa nación.
Es importante indicar que, al término de la Segunda Guerra Mundial, Crimea formaba parte de Rusia. Más allá de las nacionalidades: el hombre soviético al conformarse la URSS como un Estado multiétnico, en el cual coexistieron 15 repúblicas federales, una de las principales preocupaciones fue la de mantener la cohesión entre pueblos de orígenes tan diferentes. Para lograrlo se acuñó el término hombre soviético, eran más importantes las actitudes y los ideales socialistas, que los particularismos nacionales.
En 1954, el secretario general del Partido Comunista de la URSS, Nikita Krushev, decidió modificar la geografía política de esa nación al transferir la península de Crimea a Ucrania.
En la concepción del hombre soviético daba lo mismo que los territorios transferidos pertenecieran a una o a otra región de la URSS. Sin duda, Krushev jamás imaginó que la URSS se desintegraría antes de que concluyera el siglo Veinte
Por su parte, la ciudad de Sebastopol, ubicada en Crimea, es la cuna de la flota naval de guerra soviética en el Mar Negro. Su importancia estratégica se comprende, ya que es por esa vía los barcos de guerra rusos se dirigen al mar Mediterráneo. Al desintegrarse la URSS en 1991-1992, la ciudad de Sebastopol siguió bajo la soberanía rusa, mientras que el resto de la península de Crimea pasó a formar parte de Ucrania como república autónoma.
Crimea y la ciudad de Sebastopol (obsequiadas a Ucrania por el gobierno ruso en 1954) han sido incorporadas a la Federación Rusa mediante un referendo mayoritario favorable, llevado a cabo el 17 de marzo de 2014, el cual no ha sido reconocido hasta ahora por ninguna otra nación
El 2 de abril de 2014, el presidente ruso Vladimir Putin reintegra plenamente la ciudad federal de Sebastopol y Crimea a la Federación Rusa.
La situación en Ucrania pude dar un viraje importante que no es posible predecir, por lo que el escenario de una guerra civil está presente todo el tiempo y no se debe perder de vista.
La crisis de Ucrania ha mostrado que el nacionalismo ruso, a diferencia de lo que se pensaba, se encuentra vivo y con la fuerza suficiente para actuar conforme a sus intereses nacionales. La incorporación de Crimea y de la ciudad de Sebastopol a la Federación Rusa es una poderosa llamada de atención para que no se olvide que esta nación desempeña un papel importante en los asuntos internacionales.
Las potencias Occidentales lideradas por Estados Unidos y la OTAN también la Unión Europea se han involucrado y ahora defienden la libertad y democracia, conocidos son estos términos en nuestra América Latina, ahora el patio delantero como lo declara Biden, ironías del imperialismo.
En el plano económico es importante indicar que la economía de Ucrania se ha deteriorado en los últimos años, al tiempo que ha aumentado su vulnerabilidad respecto a la necesidad del suministro ruso del gas que proviene de Siberia, mediante un extenso sistema de gasoductos, los cuales proporcionan ese energético a varias naciones europeas, entre ellas Alemania. Por cierto, ante los problemas que involucra la generación de electricidad mediante reactores nucleares, el gobierno alemán lleva a cabo un programa de cierre progresivo de centrales nucleoeléctricas, lo cual hace al pueblo germano más dependiente del gas procedente de Rusia.
La injerencia extranjera en Ucrania Como ocurre con frecuencia, un país debilitado por la confrontación interna es asediado por intereses extranjeros.
Ante la incredulidad de muchas personas en todo el mundo, las imágenes de la televisión mostraron al senador republicano John McCain y al senador demócrata Chris Murphy arengar a la multitud en la Plaza de la Independencia, en Kiev. “Estamos aquí con el senador John McCain para transmitirles el saludo del Congreso de Estados Unidos”, afirmó el senador demócrata Chris Murphy. Por su parte, McCain afirmó: “Ucrania hará mejor a Europa y Europa hará mejor a Ucrania”, en un acto de abierto intervencionismo.
¿Qué busca Estados Unidos en Ucrania? Sin duda, una parte de la respuesta es ampliar de nuevo el campo de acción de la OTAN en Europa.
En la década de 1990 la alianza militar liderada por Estados Unidos se expandió en dirección a Rusia, cuando las naciones del extinto campo socialista de Europa oriental ingresaron a la OTAN: Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Albania, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y la República Democrática Alemana; asimismo, la OTAN incorporó a varias naciones de la antigua URSS: Estonia, Letonia y Lituania.
Rusia queda aislada y envuelta en una complicada transición a la economía de mercado: alta inflación, elevado desempleo, corrupción en gran escala y fuerte incremento de la criminalidad. Rusia queda convertida en una potencia de segunda categoría, a la que no toman en consideración para dirimir los asuntos internacionales.
Rusia frente al desafío occidental reacciona, Estados Unidos y sus aliados occidentales subestimaron el efecto que la debacle de la URSS tendría sobre Rusia.
En el discurso que pronunció Vladimir Putin ante el Consejo de la Federación Rusa, el 18 de marzo de 2014, reveló el estado de ánimo que prevaleció en Rusia durante el proceso de desintegración de la URSS. Sus palabras dejaron claro que Rusia vivió esa experiencia con un sentimiento de humillación e incredulidad, mientras los gobiernos occidentales festejaban la catástrofe socialista.
En la actualidad, los acontecimientos de Ucrania someten a una dura prueba la creencia occidental en la incapacidad rusa para adoptar medidas decisivas en el ámbito internacional. Ahora es la clase política occidental la que se frota los ojos con incredulidad ante la rápida incorporación de Crimea y de la ciudad de Sebastopol a la Federación Rusa. La importancia de esta confrontación es notoria: Rusia, como nación con intereses propios y con capacidad para desenvolverse con autonomía en el ámbito internacional, dará mucho de qué hablar en los próximos años. A partir de la incorporación a la Federación Rusa, la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol adoptaron de inmediato dos importantes medidas que las separan aún más de Ucrania, tanto en el plano simbólico como en el de la vida práctica. La primera es la supresión del grivna ucraniano y la adopción del rublo ruso, con lo cual Crimea y Sebastopol se colocan en la órbita de Moscú y se alejan de la de Kiev en asuntos monetarios. En efecto, Crimea y Sebastopol otorgan al Banco de Rusia la conducción de su política monetaria, la cual involucra a todas las repúblicas adheridas a la Federación Rusa, rompiendo con ello su vínculo con el Banco Nacional de Ucrania. En segundo lugar, pero no por ello menos relevante, los habitantes de Crimea y de la ciudad de Sebastopol adelantaron dos horas sus relojes, en una ceremonia oficial efectuada en la ciudad de Simferópol.
El objetivo explícito de esta medida es la de acelerar la adopción de los usos y costumbres rusos. En fecha reciente, una tercera medida de importancia ha sido aprobada por el Parlamento de Crimea. En efecto, el 11 de abril de 2014 se ha establecido la Constitución de la República de Crimea, formando parte de la Federación Rusa.
También es posible que la población de origen ruso en Ucrania le proporcione al presidente Vladimir Putin una justificación para intervenir en los acontecimientos en esa nación. Aunque el dignatario ruso ha afirmado con claridad que no es su intención obtener territorios adicionales en Ucrania, también ha insistido en que no deberá hostigarse a los rusos ucranianos porque la Federación Rusa protegerá sus intereses.
La Federación Rusa no está dispuesta a permitir que Ucrania ingrese a la Unión Europea y que, por esa vía, se convierta en un nuevo miembro de la OTAN. Lo ha dicho Vladimir Putin: no se permitirá que la OTAN amenace militarmente el sur de Rusia.
El apoyo interno de que dispone Vladimir Putin es contundente, en el parlamento ruso (la Duma) ha obtenido 443 votos de los 300 que se requería para aprobar el ingreso de Crimea y Sebastopol a Rusia. Además, el referendo en Crimea llevó a las urnas a 82% de los ciudadanos y obtuvo más de 95% de los votos a favor de la incorporación a Rusia.
En el caso de Crimea y de Sebastopol, Estados Unidos y sus aliados consideran que esta acción está fuera de la legalidad. Un día opinan en un sentido y al siguiente dicen lo contrario, según dicte la conveniencia del momento.
¿Por qué los crimeos no tienen el derecho a separarse y a tomar sus propias decisiones como lo han hecho otros pueblos?
La adhesión de Crimea y de la ciudad de Sebastopol a la Federación Rusa es irreversible
Apolo Olivares – PARA UTE-NOTICIAS