Por Glenn Meza - Ex dirigente de la Universidad Técnica del Estado – Para UTE-NOTICIAS - 10 de mayo 2021
Los porfiados somos nosotros que no queremos entender lo que realmente le interesa a él y al club de ricos que lo secundan.
A él y el sector empresarial que representa lo que realmente les interesa es que funcione la economía para que sus empresas rindan.
Por eso las cuarentenas dinámicas de Mañalich primero y las «fases» actuales de Paris.
Nunca estuvo en su cabeza ninguna «renta básica universal» que pudiera parar la movilidad, los contagios y las muertes, porque para ellos eso implicaba parar sus empresas y sus negocios.
Entonces no era que fuera tozudo, es sólo que nosotros no podíamos entender sus verdaderas motivaciones y las de sus amigos de la Sofofa, de la Sonami, de la CPC, etc.
Y por eso inventaron esto de parar la pandemia en los hospitales, en las UCI entubando a las y los pacientes que se agravaban, usando respiradores mecánicos a ver si se salvaban. Y con los equipos médicos estresados y contagiándose, pero con los trabajadores acudiendo presurosos y en manada a sus empresas, para generar con su trabajo «sus» utilidades.
Sin trabajadores las empresas no funcionan, ellas y ellos producen los beneficios de sus dueños a cambio de un salario que permita maximizar sus utilidades, que es la regla básica de su funcionamiento.
Por eso cero «comunicación de riesgo» y las vacaciones a Brasil, epicentro de los contagios en el continente. Menos cerrar los aeropuertos, por donde ingresó el virus de vuelta de las vacaciones de los más pudientes en marzo del 2020 y que volvió a repetirse ahora en marzo de este año.
En vez de comunicación de riesgo había que crear la sensación de «normalidad», para que la gente consumiera y se desplazara sin temores. La vuelta a clases era básica para esa sensación de normalidad. Que los niños después contagiaran a sus padres y abuelos no era relevante en su esquema.
Desde la gripe española que se sabía que la economía no puede funcionar a medias, que hay que parar la pandemia primero y luego funcionar con tutti cortando drásticamente las reapariciones puntuales de contagio.
Así lo hizo Corea del Sur, Nueva Zelandia y China obviamente. Y así están ellos desplegados a full en sus economías y actividades educativas.
Recién ahora se empieza a reconocer que una pandemia no se puede parar en los hospitales por qué los equipos humanos no se importan, se forjan en el trabajo diario durante años.
Y que, si no se cortan los contagios antes, no hay como parar más UCI, que es la seria restricción en que estamos ahora, rogando que las vacunas corten la epidemia antes de que no tengamos más camas de cuidado intensivo.
Pero vienen las elecciones del fin de semana que pueden ser decisivas para que el sector empresarial pierda el tercio que les permitiría conservar sus privilegios por décadas, para lo que tendrían que llegar a un acuerdo y paralizar sus empresas y negocios por unos meses, asunto a lo que tanto se han negado por más de un año.
Entre ellos discuten que no hay como perder ese tercio, que la división de las oposiciones y de sus listas de independientes, permitirán que sus votos pesen mucho más y obtendrían fácilmente el anhelado tercio y más.
Pero también están los que temen que se repita lo del 25/10 pasado y peor, que pueden sufrir también un serio revés en alcaldes y gobernadores, definiéndose ahora las presidenciales y parlamentarias. Y que eso sería la ruina total del sector.
Piñera decidirá donde jugar sus fichas, es un apostador nato, pero ahora no tiene información privilegiada. Tendrá que apostar a tientas, como cualquiera de nosotros.
Por nuestra parte solo nos queda ir a votar en masa y propinarles la derrota que se merecen, asunto que depende solo de nosotros.
No tendremos otra oportunidad como ésta.
Saludos, - Glenn