¡¡¡ “EN CONTRA” ES LA CONSIGNA ESTE 17 DE DICIEMBRE !!!

Por Antonio Ramirez - 16 de diciembre 2023 – para UTE-NOTICIAS

Faltan solo algunas horas para el segundo plebiscito constitucional, cuando debemos procurar que sea una mayoría de los chilenos los que votemos “En contra”.

Más allá de lo que indican las encuestas, y lo que pretenden hacernos creer los medios de comunicación, los resultados son inciertos. Y son inciertos, porque es grande la desilusión de la población con los resultados alcanzados desde octubre de 2019, cuando los asalariados, los estudiantes, las dueñas de casa, los pobladores, salieron en cientos de miles a la calle para demandar mejores ingresos, salud, educación, pensiones dignas, fin a la corrupción, por mayor participación. Las demandas también incluían el requerimiento de una nueva Constitución, en la comprensión de que es la constitución de Pinochet, la que permite la subsistencia de un estado carente de democracia.

Con el fin de ganar tiempo, y posponer la solución de los problemas centrales indicados en las demandas ciudadanas, la “institucionalidad” (léase Gobierno, partidos políticos, parlamentarios de amplio espectro) optó por lo que consideraron el mal menor: tratar de centrar la preocupación ciudadana el torno a un plebiscito constitucional. Por esta vía se buscaba desviar la discusión desde los acuciantes temas económicos y demanda por más participación ciudadana, hacia aspectos políticos de más fácil control vía los instrumentos de la institucionalidad.  Igualmente, así se buscaba dar tiempo a la reagrupación de las fuerzas defensoras del sistema económico vigente, así como desarticular, o al menos diluir, la presión social.

La estrategia adoptada por esa “institucionalidad” se transformó en una verdadera trampa que capturó a la sociedad chilena, envolviéndola en una verdadera burbuja de carácter político, donde la derecha, poseedora de los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, parte sustantiva de las redes sociales) logró imponer sus ideas, opiniones e informaciones ante un movimiento social disperso, sin organización sólida, sin recursos para enfrentar la verdadera vorágine informativa que se vino encima. Los partidos de la ex Concertación/Nueva Mayoría, carentes de ideología y convicciones, denostados por el movimiento social (recordarán que en los días del estallido no se permitían banderas de ningún partido político), sumisa y cobardemente se sumaron al escenario ideado por la derecha.

En el completo olvido quedaron las demandas ciudadanas más urgentes que encabezaron las movilizaciones populares en los días del estallido.

El primer resultado de esa estrategia fue un plebiscito constitucional, donde un 78,27% votó en favor del Apruebo y un 78,99 votó por llamar a una Convención Constitucional, dejando en estado de shock tanto a los sectores del entonces gobierno de Piñera, como de la ex Concertación. La mayor sorpresa la provocaron las interminables filas de gente joven que se hizo presente para preservar con su voto la justa demanda social que estallara en octubre de 2019.

A partir de ese momento, la naciente Convención Constitucional pasó a ser el objeto de la andanada comunicacional de la derrotadas derecha y ex Concertación. Mientras tanto, por primera vez en la historia, los chilenos pasamos a ser testigos de un proceso democrático de construcción de una nueva Carta Magna.  Sin embargo, la dispersión de las fuerzas que debieron apoyar el proceso, la inexperiencia de los constituyentes, su falta de objetivos comunes y la carencia de una organización que los vinculara a los sectores de trabajadores y asalariados, los llevó a incurrir en numerosos e innecesarios errores, que los hicieron blanco fácil para el fuego desatado por la derecha y el mundo empresarial.

Paralelamente, el recién asumido gobierno del presidente Boric no fue capaz de asumir una labor de liderazgo y emprender una labor que permitiera mostrar los más mínimos avances en el logro de las demandas ciudadanas. En el olvido quedaron las promesas por terminar con el CAE, mejorar la situación de los pensionados, el acceso a la salud, avanzar en la solución de los problemas de los sin casa, el país sigue cayendo en una profunda crisis económica, se agudiza la cesantía, la corrupción y la delincuencia, no hay ningún avance en la participación ciudadana, etc., etc. Mientras tanto crecía la situación de descontento en una población que se siente una vez más traicionada por la labor de los políticos: ahora sumando a los viejos y nuevos.

A la par que se incrementa el descontento y desencanto de la población, también lo hace el ataque mediático contra la naciente propuesta constitucional. Como resultado, el nuevo plebiscito arrojó un potente rechazo a la primera propuesta, otorgando nuevos bríos a la derecha y ultraderecha, que se solazan para enfrentar la realización de un nuevo, segundo, proceso constituyente.

El resultado parecía ser muy claro: la población rechazó la nueva propuesta y se abrió a un nuevo proceso, pero ahora bajo la conducción de los partidos de derecha. El primer resultado práctico fue que permanece incólume el espíritu de la concepción pinochetista y nada ha cambiado, para permitir avanzar en las demandas sociales. Así las cosas, y gracias a la inversión de las prioridades implementada por la “institucionalidad” para menguar los efectos de las demandas de Octubre 2019, se logró mantener la vigencia del marco normativo amenazando con enterrar definitivamente la decisión del pueblo de Chile de terminar con el marco constitucional vigente.

Así llegamos al 17 de diciembre de 2023, cuando se plebiscita el nuevo texto constitucional, elaborado con el predominio absoluto de la derecha, y cuando solo nos queda la esperanza de que sea rechazado por la población, en la comprensión que, si ello no ocurre, significaría aceptar la preservación del modelo pinochetista por varias décadas en adelante.

El voto “En Contra”, permitirá mantener vigente la demanda por una Constitución verdaderamente democrática, ratificando la voluntad de la absoluta mayoría de la población que manifestó su decisión de cambiar la Constitución asentada por el dictador. El voto “En Contra” significa que la voluntad de la mayoría de la ciudadanía no ha logrado ser interpretada en ninguno de los dos textos. Esto es grave, porque habla de situaciones que hoy han escapado del control de una clase política incapaz de comprender la voluntad del pueblo. Incapaz de vincularse con las necesidades de esa ciudadanía que dicen representar. Incapaz de lograr interpretar y ofrecer alternativas adecuadas, para lo que la mayoría de esos ciudadanos han manifestado.

Podemos hacer un largo listado de estas preocupaciones, pero lo importante es refrendar que lo primero es alcanzar el predominio de la voluntad “En Contra” para este 17 de diciembre. Lo segundo, y quizás lo más importante, es entender que se inicia un nuevo ciclo en la política de Chile, el que debe dar lugar a una nueva política que interprete de manera real las necesidades de un país verdaderamente democrático.

La actual clase política es la principal responsable de no haber sabido vincularse con la población. Esto es válido tanto para la derecha como la izquierda. En el caso de la izquierda una de las principales deudas es su lejanía de los principales centros ciudadanos, de los principales centros de masas, su lejanía de los principales actores representantes de esta voluntad.

Durante la discusión de este segundo proceso constitucional ha llamado la atención el absoluto alejamiento de los partidos de izquierda respecto de los sindicatos, de los centros estudiantiles, de los centros poblacionales. Más aún, llama la atención que muchos de estos mismos sectores de “izquierda” han caído en la trampa de la derecha de asociar las manifestaciones populares con las manifestaciones de extremismo, permitiendo que el lumpen se tome las calles en absoluto detrimento de la expresión ciudadana.

El lumpen es fácilmente manipulable por los sectores interesados de derecha. Cómo sino interpretar las manifestaciones lumpenescas orientadas a la destrucción del pequeño comercio, de los medios de transporte, de las escuelas, por solo mencionar algunos ejemplos. No es del interés de las clases populares el atacar, agredir, a quienes son sus aliados naturales; o agredir aquellos lugares donde trabajan, donde se deben organizar las amplias masas ciudadanas. La presencia de este lumpen no es el resultado de esta expresión ciudadana, pero si es resultado de la falta de organización política de las masas, además del profundo detrimento económico que la mayoría de la población sufre.

Indudablemente se debe concluir que se requiere de una nueva organización social, que cumpla su papel fundamental de ORGANIZAR. ¿Significa esto acaso que hay que construir centrales de trabajadores autónomas o paralelas? Categóricamente No. Por el contrario, se trata de que el movimiento social debe lograr que esos instrumentos de organización, deben ser conducidos por los verdaderos representantes de esa voluntad popular.

Bueno, la pregunta que surge entonces es ¿Y si los partidos de izquierda no representan esa voluntad popular? ¿Si el movimiento social que representó el octubrismo está absolutamente disperso, difuminado, entonces dónde está esto?

Tras el término de este segundo proceso constitucional, es urgente el inicio de la reorganización social y política. Es urgente la definición de un programa que identifique claramente las principales demandas sociales en el mediano y largo plazo; así como un programa de acción inmediata, que permita identificar los pasos que deben realizar los asalariados y sus aliados para avanzar en la demanda y consecución de esas demandas. El objetivo es agrupar y orientar la lucha social, demandando que el actual Gobierno se haga parte de estas demandas.

Con ello no se pretende la imposición de un nuevo sistema social, económico y político. Todos los esfuerzos orientados a constituir las bases de una democracia social, realmente participativa, respetuosa de los DDHH, de los derechos sociales, de la voluntad de la mayoría de la población. Pero, para ello, se deben consensuar los elementos programáticos a nivel de todos los organismos y organizaciones sociales, permitiendo unificar la voluntad ciudadana y de todos aquellos que hoy se manifiestan por el respecto de una verdadera democracia.

Por ello, en aras del futuro democrático de Chile, es vital que Usted, sus vecinos, sus hijos y familiares, amigos y compañeros de trabajo, concurran a votar “En Contra”. Solo así podremos preservar la posibilidad de un nuevo proceso constituyente.