LA CANTATA DE ISLA DAWSON

Chile es un país de cantatas. La principal es la de Santa María de Iquique, compuesta en 1969 por Luis Advis y que interpretara Quilapayún y relatara el gran actor Héctor Duvauchelle.

En 1972, el compositor, Sergio Ortega creó La Fragua interpretada por Quilapayún y que el sello DICAP hizo disco en 1973 y donde destacan la canción El Puño del Pueblo, El Enano Maldito Acota,  y la narración de Roberto Parada.

En 1973, estando en Antofagasta, pude escuchar la Cantata Folclórica Nortina Cordillerana, dirigida por el maestro Gabriel Rojas Martorell, con el coro de la Universidad del Norte, con once preciosas canciones y que la Discoteca del Cantar Popular transformara en un disco.

Luego, en 1978, surge la Cantata de los Derechos Humanos Caín y Abel, escrita por el sacerdote Esteban Gumucio, con música de Alejandro Guarello, narrada por el enorme actor Roberto Parada e interpretada por el grupo Ortiga, en un acto en la Catedral de Santiago.

Y finalmente rescatar a la Cantata Nuestra Madre Grande, creada entre 1973 y 1976 por los prisioneros políticos puntarenenses, Manuel Rodríguez, Fernando Lanfranco y Marco Antonio Barticevic, que estuvieron en los campos de concentración de Isla Dawson, Estadio Fiscal, Cárcel Pública y Regimiento Cochrane y que acaba de ser presentada por el Coro Sinfónico Usach dirigido por Andrés Bahamondes, los relatos de Jeannette Antonin, en el Aula Magna de la Escuela de Artes y Oficios, de nuestra UTE, actual USACH, en la explanada del Museo de la Memoria y este 2 de mayo en el ex Congreso Nacional.

Esta cantata se inauguró con el Himno de la Universidad Técnica del Estado (UTE) de con Mario Baeza Gajardo (1916-1998)

Sobre esta obra, el arquitecto Miguel Lawner, que estuvo preso en Isla Dawson dijo que es una obra inverosímil, increíble, difícil de admitir, que compañeros que sufrieron estando confinados en calidad de prisionero de guerra, hayan sido capaz de crear una obra maravillosa. Me parece excepcional. Tenemos que ser capaces de pasear por todo Chile, esta obra tan significativa, porque es una demostración de que en las peores adversidades, en las circunstancias más difíciles la capacidad creativa subsista y a pesar de todo, es una realidad. Destaco el mérito de los compañeros autores que se merecen el aplauso más cerrado y trabajaré para que esta obra tenga el máximo reconocimiento universal y sea capaz de ser conocida a lo largo del país.

Para Fernando Lanfranco, fue tremendamente emocionante y emotivo presentar esta obra en el teatro EAO-UTE-USACH, porque hemos trabajado muchos años para acercar parte de lo que hemos vivido en los campos de concentración de Magallanes y nos conmueve mucho este homenaje acá, en el Museo de la Memoria y en el ex Congreso Nacional. Así que queremos seguir visibilizando a Magallanes, a sus campos de concentración, porque esto no ha terminado. Luego en septiembre va a ser el lanzamiento de la película que va a ser en Punta Arenas, junto con la presentación de la cantata nuevamente.

José Cárcamo fue otro puntarenense prisionero político de Isla Dawson, estudiante del Liceo de Puerto Natales, detenido el 15 de noviembre de 1973, estuvo preso hasta el 8 de diciembre de 1976, cuando salió al exilio a la RFA, donde se casó y tuvo 2 hijos y regresó en 1992. Lo acusaron de infringir la ley de seguridad interior del estado, estuvo en un Consejo de Guerra junto a Fernando Lanfranco y otros. Sigue la pelea como concejal del PC de Peñaflor. En Isla Dawson oían Escucha Chile, en una radio a pilas de un estudiante de la UTE de Punta Arenas y escuchar Radio Moscú, que fue fuente de esperanza para seguir soportando la prisión.

Esta obra, señala la Asociación Cultural Nuestra Madre Grande de Punta Arenas, es patrimonio de Magallanes y de la Patagonia, muestra las barracas del campo de concentración de Río Chico en Isla Dawson; los trabajos forzados y el trato vejatorio y abusivo; la solidaridad permanente entre los prisioneros, en la necesidad de hacer arte en medio de tanta adversidad, donde prevalece la belleza por sobre la bestialidad. El contenido y la estructura de la Cantata Madre Grande refleja el ambiente musical prevaleciente en Chile de los ‘60, con la irrupción de la Nueva Canción Chilena y el movimiento cultural que acompañó al proceso político y social impulsado por el gobierno del presidente Salvador Allende.

Agrega que el contexto general de la creación de los versos y temas musicales se enmarca en el clima de tortura, encierro e intento de aniquilamiento físico y sicológico al que estuvimos sometidos los autores, junto a un millar de detenidos en los campos de concentración de Magallanes y finalmente quiere dejar un testimonio vivo, de memoria y reparación para las generaciones futuras, respecto de hechos ocurridos y de los cuales fuimos protagonistas hace 50 años, que ponen de manifiesto cómo el ser humano es capaz de superar la adversidad a través de las herramientas del arte y la cultura.

Gentileza de Rodrigo Cerda – Ex Estudiante de la UTE