“QUE 20 AÑOS NO ES NADA, NI 40 TAMPOCO”
(Colaboración de Rubén Ascencio-Corporación UTE-USACH)

Al parecer, el mes de octubre se está de a poco transformando, según algunos en el mes de los aniversarios, uno el más cercano es el quinto de la llamada “revuelta social”; referida al movimiento masivo de descontentos con el modelo dominante, el neoliberalismo, que se hiciera bajo la consigna “no son 30 pesos, son 30 años”, aunque perfectamente podrían contarse los años desde la llegada de los españoles. Otra característica era que se escuchaba y veneraba casi como un himno de las jornadas el famoso tema de Víctor Jara “El derecho de vivir en paz”, que fuera creado por su autor como una denuncia contra la agresión imperialista del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en contra del heroico pueblo de Vietnam y su lucha por su patria, su suelo, su unidad nacional y su dignidad. También se veían como los íconos del movimiento a Salvador Allende, Víctor Jara, Violeta Parra y Pablo Neruda, dicho sea de paso, un socialista y tres comunistas, todos, en su momento, activos militantes y dirigentes de sus partidos, sin embargo, no querían que ningún partido los apoyara, sólo algunos militantes eran admitidos, querían ser “puros”.

Eran gentes, muchas, que, asqueados de la contingencia, del acomodo, del soborno, educados en el “sálvese quien pueda”, no entendieron el rol de los partidos, ni las políticas de alianzas, y se metieron a la arena política en una de las formas de lucha que si no son masivas no sirven, como son las más confrontacionales. Casualmente, era muy parecida a la revuelta del “corralito” en Argentina, cuya consigna central era “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” desatado por la caída libre de la economía, el nuevo cambio de la moneda y el cierre de la libertad de acceso a las cuentas bancarias. De ambos procesos similares en sus formas, la acefalía política buscada, el sistema se reacomodó, logró flotar y volvió a navegar, así en Argentina, llegamos al día de hoy, eligieron a Macri y a Miley.

Aquí perdimos el cambio de la Constitución ¿A quiénes elegiremos en Chile, el próximo finde semana?

A propósito de aniversarios y elecciones. Hace poco más de 40 años, a fines de los 70 y comienzos de los 80, ya había en las universidades chilenas movimientos incipientes de democratización por parte de los estudiantes, como la historia vuelve a repetirse, la primera Federación elegida democráticamente, fue la de la Universidad de Atacama, la Ex sede de Copiapó de la Universidad Técnica del Estado, con la conducción de un militante de las Juventudes Comunistas y con una lista sólo de izquierda. La represión no se demoró mucho y expulsaron a toda la lista ganadora e incluso al Rector.

El movimiento estudiantil tomó la experiencia y comenzó a construir en forma inteligente, alianzas y unidades más grandes, con un arco ideológico de mayor espectro; a pesar de que había voces que se negaban. Así, en noviembre de 1983, en la Universidad Católica de Valparaíso, triunfa una lista de estudiantes en que iban desde la JDC, las JJCC, las FJS, el MAPU juvenil y juventud del MIR.

Esto significó la rebelión de algunas bases partidarias juveniles, por lo amplio de la alianza, nunca vista. Que duró varios años indicando cuál es el camino, poner sobre la mesa las coincidencias que permitan avanzar y no las diferencias que podamos y debamos postergar.

Así, el andar de esta Federación fue dando impulso a la democratización del estamento estudiantil en las otras universidades. Y así, hace casi 40 años y después de varios intentos, se llegó al 26, 27 y 28 de octubre de 1984, al 1er Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios de Chile, donde se fundó la CONFECH. Donde el requisito para participar con derecho de voz y voto era el tener una Federación de Estudiantes elegida democráticamente, las listas democráticas o de sectores democráticos participaron sólo con derecho a voz. También en ese Congreso, hubo que desestimar y combatir las posiciones anti unitarias, esas de que “solos estamos mejor”, que es la versión colectiva del “sálvese quien pueda” a la que la ideología de la dictadura llevó a este país.

El 26 y 27 de octubre, pero de este año, ya 40 años de ese congreso estudiantil, hay gente que no ha aprendido de nuestra historia, no entienden que estamos luchando contra un sistema político, y su modelo de aplicación, como es el neoliberalismo, no con los pares del trabajo o del barrio, lo que obliga a alianzas muy amplias, hay quienes no entienden que la política es una lucha de intereses muy grandes, no de parcialidades chicas, donde el alumbrado o la pavimentación de toda la comuna son cosas chicas. Todavía hay quienes creen que esto es para deleites personales, o grupos que se autoproclaman “somos las bases” y creen que sus deseos por justos y válidos que sean les da derecho a irse por el lado y levantar postulaciones “alternativas” que no aportan y sólo le aumentan las probabilidades de triunfo a la derecha.

El cura de Catapilco también era una “opción por los pobres”. Parece que el analfabetismo funcional no sólo implica el no comprender lo que se lee, sino también lo que se vive. Y, como dice el tango “que 20 años no es nada”, parece que 40 tampoco.

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