ECUADOR: UN PARO INDÍGENA DIFERENTE (PARTE DOS )

Por Zarigüeya  - Para UTE-NOTICIAS – desde ecuador  - 27-10-2025

El gobierno respondió en dos ocasiones enviando convoyes militares fuertemente armados bajo la denominación de “Convoyes humanitarios”, que era la manera de disfrazar la violenta represión que iba dejando el Convoy a su paso y que solo lograba por algunas horas despejar las vías, pero que luego volvían a ser interrumpidas por las comunidades Kichwas.  La Cruz Roja que fue invitada a participar del último convoy se negó a participar puesto que este no reunía los protocolos internaciones de la ayuda humanitaria.

Más adelante se configuró otro importante frente de resistencia en la vía que va de la ciudad de Cuenca hacia Loja por parte de la comunidad Kichwa de Saraguro que logró sostener la interrupción de la vía hasta el final del Paro.

En la provincia del Carchi también hubo unas movilizaciones importantes que lograron durante varios días interrumpir las vías de esa provincia que limita al norte con Colombia. También en Quito el 12 de octubre hubo una importante movilización de apoyo ciudadano que fue reprimida brutalmente por inmensos contingentes de policías y militares. Lo mismo ocurrió con las manifestaciones de los estudiantes de la Universidad Central y de la FLACSO. En el oriente ecuatoriano hubo algunos días de paro importantes en el Puyo y en Pastaza.

En Guayaquil y Esmeraldas también hubo marchas esporádicas de apoyo al paro indígena lo mismo en Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo, y en muchos lugares más, pero ninguna tuvo la profundidad e intensidad que alcanzó el paro en la Provincia de Imbabura.

El paro del 2025, por las características que tuvo fue distinto a los paros anteriores tanto el de octubre de 2019 (once días) como el de junio del 2022, (18 días) en el sentido que esos paros fueron enfrentados con un movimiento indígena relativamente unido y una dirección centralizada y con legitimidad en sus bases y con el objetivo de marchar hacia la capital Quito, el paro de septiembre/octubre del presente año, no tenía como objetivo una marcha hacia Quito y se enfrentó en forma descentralizada y sin una dirección desde un centro, la dirigencia en este caso no contaba con la total anuencia de las bases y tuvo una duración más larga. Y se sostuvo por la acción y las iniciativas desde las bases y las direcciones locales de las comunidades (treinta días).

Llegó el día 22 de octubre y después del anuncio de una nueva ofensiva militar por parte del presidente Noboa, unas horas después apareció un video del presidente de la CONAIE Marlon Vargas quien anunciaba el levantamiento del paro.

Las características que asumió la suspensión del paro, dejaron un sabor amargo a quienes estaban dando una esforzada y sacrificada batalla y se explican por las circunstancias que rodean al paro, veamos: Marlon Vargas había asumido la presidencia de la CONAIE hace muy poco tiempo y la había asumido después de una dura batalla con el sector de izquierda de la Confederación, el sector de Leonidas Iza. En rigor Marlon Vargas y la mayoría de su consejo de gobierno venían de haberse pronunciado públicamente a favor de Noboa en las últimas elecciones presidenciales y el decreto que quitaba el subsidio al diésel les significó a ellos una especie de traición del presidente Noboa. Los indígenas que apoyaron a Noboa quedaron de alguna manera neutralizados y sin tener muy claro que hacer frente a semejantes circunstancias, una parte importante de ellos se acogieron a los bonos y otras prebendas y tomaron una actitud pasiva frente al paro y el Consejo de gobierno de la CONAIE a pesar que llamó al paro y comenzó de alguna manera a impulsar declarativamente la movilización en realidad  no tenían claro una estrategia ni una táctica y por lo tanto menos podían coordinar acciones, de tal manera que el Paro empezó asumir unas características rizomáticas, es decir, comenzaron a manifestarse acciones  descentralizadas no jerárquicas, ya que no recibían ni orientaciones ni coordinaban con ningún centro, esto permitió que una gran cantidad de liderazgos locales, en cada comunidad, asumieran la iniciativa de dirección y  coordinación de las acciones. Pero en el desarrollo del Rizoma Comunitario floreció la solidaridad, la cooperación y la puesta en común. Me cuentan que médicos mestizos se organizaron y salieron a brindar sus servicios en forma gratuita como así mismo repartir los medicamentos con los cuales contaban, en la zona de Otavalo.

En esos 30 días que sacudieron al Ecuador las comunidades indígenas con sus direcciones colectivas y su espíritu comunitario, se autodeterminaron, se auto gobernaron, formaron sus propias guardias, y tanto en su acción y coordinaciones de resistencia, como en las formas de otro gobierno para las ciudades, engendraron experiencias muy ricas de esas otras maneras de democracia y libertad que genera la rebelión y que serán la memoria de las luchas que se vienen. El país se encontró en esos días semi paralizado y semigobernado. Cabe resaltar el proceso ejemplar que le siguieron a 4 policías capturados que sometieron a un debido proceso de acuerdo a la justicia indígena y después fueron entregados a las otras autoridades dando muestras de una sabiduría y una sensatez ancestral.

En síntesis, Marlon Vargas y su consejo de gobierno no estaban en condiciones de dirigir, menos a esta vanguardia, que se constituyó en Imbabura, estas bases que se echaron al hombro la lucha de un pueblo y que en muchos casos sobrepasaron a sus dirigencias se transformaron en el semillero de nuevas y renovadas dirigencias.

Marlon Vargas y su consejo de gobierno no tenían ni la experiencia, ni la predisposición psicológica, ni las ideas, planes, estrategias, tácticas, mentalidad, y resolución para   dirigir un levantamiento de proporciones nacionales. El paro les quedó ancho. Como ellos no podían ser dirección, las propias comunidades cargaron sobre sus hombros estas tareas.

Lamentablemente el proceso que se vivió en Imbabura y particularmente en Otavalo, no se generalizó y se dio en muy pocos lugares. Imbabura esperaba, esperaba, y esperaba que las otras provincias de predominio indígena se levantaran como ellos y el auxilio no vino.

Pero siempre vale la pena luchar, aún si no se logran los objetivos o se sufre una derrota parcial, puesto que el proceso de oposición al gobierno continua, solo imaginemos que no hubiera existido ninguna respuesta al ataque gubernamental contra la ciudadanía.

El movimiento indígena de Imbabura y todos los que se levantaron, nos han dado una gran lección de dignidad, coraje y valor

A pesar del triunfo parcial del gobierno y la derrota también parcial del movimiento indígena, el gobierno sale herido y si hay elecciones limpias en la consulta-referéndum del próximo noviembre eso quedará demostrado.

El paro indígena se suspendió, eso no significa que haya terminado la organización comunitaria, esta se encuentra entera y la movilización de hecho ha continuado, y las comunidades indígenas con sus marchas y rituales como en Cotacachi y también otras comunidades de las provincias de Imbabura han hecho cierres organizados de este ciclo.

La suspensión del paro, se está entendiendo como un repliegue táctico, después de un intenso proceso de movilización, esfuerzo, sacrificios, entregas, despliegue de energías y sinergias, de los pueblos que se levantaron. Merece destacarse la organización de turnos para defender las barricadas mientras unos seguían con sus trabajos para producir alimentos, otros cuidaban la barricada y así se iban sucediendo. Este repliegue táctico servirá para recuperar fuerzas, rearticular sus organizaciones, fortalecerlas aún más, reforzar los tejidos comunitarios y planificar las futuras acciones de resistencia.

La lucha continúa. Se trata de una resistencia popular y prolongada, se trata de fortalecer aún más las alianzas con todos los sectores populares: estudiantes, ciudadanos y las clases medias bajas, lograr una participación no tan declarativa y más activa de los trabajadores que no se limitara solo a las marchas, sino pedirles huelgas solidarias. Se trata de construir un sólido bloque popular. El deterioro de las condiciones de vida de la población facilitará el éxito del próximo paro, de este gobierno oligárquico no se puede esperar otra cosa. Se trata de no perder la perspectiva de la emancipación que apunte a construir el Sumak Kawsay, la sociedad del buen vivir. La idea general es que esta derrota parcial no significa ningún cierre definitivo, la madre de todas las batallas está por venir. Las luchas siempre tienen un sentido de permanencia, continuidad, incluso cuando se han alcanzado victorias.

Seguramente en estos afanes surgieron amores, amistades, compañerismos, camaradería, apegos, afectos y aprecios que resultaran imborrables.

Había un posteo en facebook que decía: “En Otavalo no solo hubo un paro… hubo lágrimas dolor y valentía de un pueblo que dio todo por el Ecuador.” La socióloga Natalia Sierra escribió esto: Siempre vale la lucha Aprendimos: Que no hemos vencido al racismo Que un pueblo digno sabe resistir Que un gobierno débil es brutal Que hay que fortalecer nuestras organizaciones Que no podemos dejar todo el peso de la lucha en nuestros hermanos indígenas Que, si el gobierno quisiera combatir la delincuencia organizada, lo haría, pero no le interesa Que la resistencia se sostiene en las mujeres y las comunidades que nos alimentan Que si todos defendemos nuestros derechos podemos vivir mejor Que hay peligrosos fascistas que propagan el odio disfrazados de analistas y demócratas Que la prensa empresarial miente y miente Que vivimos una dictadura Que en la resistencia se teje alegría, solidaridad, creatividad, amistades, Compañerismo Que hay que exigir justicia por nuestros muertos asesinados infamemente Que vamos a decir un inmenso y fuerte No en la consulta tramposa.


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