LA DERECHA CONVIERTE EL PRESUPUESTO 2026 EN ESPECTÁCULO ELECTORAL Y RECHAZA CASI LA TOTALIDAD DE LAS PARTIDAS

By Simon Del Valle  30 octubre, 2025  - El Clarin Chile

La Comisión Mixta del Congreso Nacional protagonizó este 29 de octubre una de las jornadas más tensas y extrañas de los últimos años. Por primera vez en la historia democrática reciente, la oposición en bloque rechazó casi la totalidad del proyecto de Ley de Presupuestos 2026: 23 de las 24 partidas quedaron en el aire. El hecho, calificado por el ministro de Hacienda Nicolás Grau como una “movida electoral inédita”, deja en suspenso el financiamiento del Estado justo a semanas de las elecciones de noviembre.

El gesto tiene un sello inequívoco: más que una discusión técnica sobre ingresos y gastos, se trata de un espectáculo político cuidadosamente diseñado. La derecha, encabezada por el Partido Republicano de José Antonio Kast, buscó instalar la idea de un Estado ineficiente y de un sector público que consume recursos sin entregar resultados. Una narrativa que la extrema derecha ha promovido con insistencia y que ahora encontró escenario en el propio Congreso.

Un bloqueo con cálculo político

Lo ocurrido en la Comisión Mixta no responde a la ausencia de propuestas, sino a la decisión deliberada de torpedear el debate presupuestario. El diputado republicano Agustín Romero explicitó la línea dura de su sector al presentar una moción que recortaba en dos mil millones de dólares el gasto fiscal, principalmente en programas sociales. La propuesta fue considerada inaceptable por el Gobierno, que vio en ella no solo un despropósito económico, sino también un símbolo: la intención de arrasar con la arquitectura social construida en los últimos años.

La oposición, en bloque, evitó transitar los espacios de negociación que tradicionalmente han permitido aprobar los presupuestos con acuerdos parciales. La votación fue menos un ejercicio de revisión que una puesta en escena. “Hoy ya estaba tomada la decisión de rechazarlo todo”, resumió Grau, recordando que este mismo espacio permitió consensos en reformas clave como las pensiones, el salario mínimo o la jornada laboral de 40 horas.

El objetivo, sin embargo, no era avanzar, sino bloquear. Y en ese bloqueo se esconde la estrategia electoral de la derecha: colocar en la agenda pública la idea de que el país no puede sostener el gasto social y que es necesario un ajuste profundo.

Las partidas en el aire

El rechazo masivo alcanzó incluso a partidas tradicionalmente neutrales, como las de la Contraloría General de la República y la Presidencia. Se salvaron apenas algunos ítems menores, como la del Congreso Nacional, la del Servel o la del Poder Judicial, aprobadas entre márgenes estrechos y correcciones posteriores.

El efecto político es evidente: sin Presupuesto, el Gobierno queda debilitado en su capacidad de proponer medidas y obligado a una negociación a contrarreloj en noviembre. El Congreso deberá revisar nuevamente el articulado entre el 17 y el 19 de ese mes, en plena campaña electoral.

La oposición como espectáculo

El rechazo del Presupuesto fue leído como un triunfo por los sectores más duros de la derecha. Para el senador comunista Daniel Núñez, se trata de la imposición de la primera medida de un eventual gobierno de Kast: “recortar seis mil millones de dólares en bonos, subsidios y programas sociales”. El diputado socialista Juan Santana acusó derechamente a Chile Vamos de subordinarse al líder republicano: “reducen el gasto público a cero pesos, algo que no sufrirán ni en Las Condes ni en Vitacura, pero sí el resto del país”.

El exalcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, también fue categórico: “En su juego político con el gobierno, perjudican a las personas y las familias chilenas”. Enumeró entre los recortes implícitos la Pensión Garantizada Universal, la gratuidad universitaria, los recursos para hospitales y regiones.

Las críticas apuntan a un elemento central: la derecha transformó la discusión presupuestaria en un espectáculo mediático. Más que un debate de cifras, se trató de un gesto simbólico que busca proyectar fuerza y cohesión ante el electorado.

El trasfondo electoral

El ministro Grau no dudó en calificar el episodio como un “mal resultado para el país”. No solo por el tiempo perdido en negociaciones que parecían encaminadas, sino porque la señal enviada es de bloqueo total. En un contexto electoral, la estrategia opositora busca encasillar al Gobierno en la posición de un Estado obeso e ineficiente, reforzando así la narrativa central del Partido Republicano.

En otras palabras, el rechazo al Presupuesto funciona como un mitin político disfrazado de votación parlamentaria. Una puesta en escena donde la derecha busca capitalizar el descontento ciudadano y convertir la discusión presupuestaria en una vitrina para su campaña.

¿Y ahora qué?

El proceso legislativo sigue su curso. El proyecto deberá ser revisado en la Sala de la Cámara y luego en el Senado, con plazos que culminan el 30 de noviembre. Habrá espacio para nuevas negociaciones, pero el gesto ya fue instalado: la derecha mostró que puede bloquear, que puede condicionar la agenda y que, en la práctica, está dispuesta a dejar al país sin presupuesto con tal de marcar un punto político.

Más allá de los números, el mensaje es claro: la extrema derecha quiere demostrar que gobierna desde la oposición y que su relato sobre el gasto público y el Estado se impone incluso en las instancias de mayor responsabilidad institucional.

La política chilena entra así en una nueva etapa, donde la oposición ya no se limita a fiscalizar, sino que convierte los espacios de diálogo en escenarios de espectáculo. El costo de ese show lo pagan las mayorías sociales, que ven cómo las decisiones estratégicas del país se transforman en piezas de campaña.


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