LA DERECHA CHILENA EN LA RECTA FINAL – Y SU ESTRATEGIA DEL “TODO VALE”

EDITORIAL : 04 DE NOVIEMBRE 2025

“Las palabras son buenas pero no son lo mejor; lo mejor no se dice con palabras.” — J. W. Goethe

A pocos días de la elección presidencial chilena, varias encuestas pronostican que los tres candidatos de la Derecha y la Ultra Derecha llegarían detrás de Jeannette Jara con una votación tan pareja, que se podría hablar de un verdadero empate técnico. En este escenario, y contra reloj, cada uno intenta desesperadamente diferenciarse de los otros dos para asegurar el paso a la segunda vuelta y de este modo mantener vivas sus aspiraciones de llegar a La Moneda.

Incapaces de construir un proyecto político coherente, atrapados en sus propias ambiciones y contradicciones, los candidatos del sector optan por seguir su propio libreto, aunque eso signifique dinamitar cualquier intento de unidad. La consigna es clara: ganar a cualquier costo.

Frente al desafío de conquistar al electorado indeciso, Matthei, Kaiser y Kast han vuelto a la vieja receta de la derecha chilena cuando ve amenazado su poder: la estrategia del “todo vale”. Y en ese terreno, son verdaderos expertos.

Así, sin escrúpulos ni límites, han hecho de la mentira, la manipulación y el populismo su bandera de batalla. Con discursos calculados, medias verdades y promesas imposibles, buscan instalar el miedo y la desconfianza, apelando a los fantasmas del pasado y a la eterna amenaza del “caos” si la izquierda llega al gobierno. Una fórmula vieja, pero que saben que todavía rinde dividendos entre quienes prefieren la seguridad de lo conocido a la incertidumbre del cambio.

La derecha chilena —una de las más conservadoras y regresivas del continente— vuelve a mostrarse tal cual es: dispuesta a todo para defender los privilegios de una minoría y mantener intacto el modelo que por décadas ha perpetuado la desigualdad. No importa si para lograrlo deben distorsionar cifras, desprestigiar instituciones o inventar enemigos imaginarios. Lo importante es sembrar confusión, dividir y conservar el poder.

Pero lo más grave no es su estrategia; es la impunidad con que la ejecutan. Saben que gran parte de los medios les sirve de altavoz y que su discurso cala en una ciudadanía golpeada por la inseguridad y la incertidumbre económica. Y en esa grieta, la derecha se mueve como pez en el agua, ofreciendo soluciones mágicas que solo existen en el papel y en la propaganda.

Sin embargo, la historia enseña que el “todo vale” siempre termina pasando la cuenta. Porque un país no se gobierna con marketing ni con miedo, sino con principios y convicciones. Y de eso, la derecha chilena carece hace mucho tiempo.

Ya en la recta final,  no se trata solo de quién gana esta elección, sino de qué tipo de país queremos construir y que política estamos dispuestos a tolerar para lograrlo: la de la mentira, el oportunismo y el abuso, o la de la verdad, el respeto y la  inclusión .Chile ya ha pagado un precio demasiado alto por creer en las históricas promesas de los poderosos. Ojalá esta vez, la memoria pese más que la manipulación.