ELECCIONES: ¿UN PROYECTO NÍTIDAMENTE DE IZQUIERDA, REALMENTE PATRIÓTICO Y RACIONALMENTE RADICAL?

By Ricardo Candia  29 marzo, 2025  - El Clarín Chile

Si no fuera porque el discurso fascista es contagioso y que va a permear a las mentes más afiebradas, desinformadas, modeladas, y controladas, es decir a gran parte del censo, las delirantes reflexiones de la ultraderecha moverían a risa. Pero, a juzgar por lo que pasa en el mundo, es algo que hay que tomarse muy en serio.

Es gente que mata.

Recordemos que la ultraderecha controla los grandes medios de comunicación, y casi todo lo demás, y han hecho de la mentira una herramienta de la que no tienen complejos en hacer uso cuando les da la gana. Lo mismo han hecho con el asesinato, la desaparición, el lanzamiento de personas en alta mar, el degollamiento, la quema de seres humanos, cuando tropiezan con las limitaciones de la democracia formal.

No debemos perder de vista que es este el sector político que lidera la crisis de corrupción que corroe todo el sistema, salpicando de paso a aquellos impolutos que venían a poner orden y restituir la moral. La UDI, partido heredero de Pinochet, es la colectividad que lidera el ranquin de corrupción, seguido de cerca por RN. La diferencia entre unos y otros es la marca de camisas que usan sus líderes.

Donde ha habido un hecho de corrupción, en prácticamente todos los casos, está la ultraderecha.

Y aun así, conservan una influencia de tal envergadura y peligro, que llevan a parte de sus propias víctimas a considerarlos como los salvadores del país, los depositarios de la decencia, los que generan la riqueza y representan la esencia de la moral y las buenas costumbres.

Los desatinos plagados de ignorancia que podemos observar en personeros de la ultraderecha más delirante no son fenómenos del orden de la psiquiatría o de la delincuencia con trazas de cierta legitimidad consuetudinaria.

No.

La ultraderecha sabe que la gente común, enviciada de créditos y empantanados en la necesidad de tener cosas a precio contado y sin intereses, tiene la tendencia a creer las mentiras de hoy porque ya olvidaron las de ayer y necesitan creer en algo mañana. Hay algo en el sistema que inocula una buena dosis de amnesia que inhibe las propias reflexiones y la capacidad para atisbar en sus conciencias o en la historia, que siempre es buena maestra.

Así, el discurso inhumano y carente de toda sensibilidad social de los extremistas neoliberales ha ganado grados altísimos de legitimidad y ha logrado un peligroso apoyo en sectores sociales que son sus víctimas. Han logrado ocupar un importante espacio público y copan fragmentos relevantes en las instituciones políticas.

Todo esto, en gran medida, por lo que ha hecho la izquierda neoliberalizada y por lo que no hace la otra.

Un ejemplo es la llamada reforma de pensiones que no es ni reforma ni es de pensiones. Que a usted le vayan a subir la miseria de cien mil pesos, con suerte, y en un plazo de espanto, es una burla gigantesca. Pero a esa falacia, que es propia de la inhumanidad de la ultraderecha, toda derecha es necesariamente ultra, la izquierda neoliberalizada la dota de un pátina de cosa legítima, un avance de tono humano, un cuota precisa de justicia y un logro de los acuerdos a los que se puede llegar mediante el diálogo y el acuerdo político.

Falso.

En el caso citado quien gana es la ultraderecha, los grandes empresarios y el capital dueño de los fondos de los trabajadores: de 7 AFP’s, cuatro y media son de propiedad de fondos de inversión extranjeros. Cosa que la compañera ministra oculta. U omite.

Para decirlo en breve y con toda su crudeza desesperanzadora, es el triunfo en toda su extensión del proyecto del dictador Pinochet, ahora por otros medios.

En este panorama desolador cobra mayor sentido y relevancia, la imperiosa necesidad de levantar un proyecto nítidamente de izquierda, realmente patriótico, racionalmente radical, que entienda la soberanía como aquello que reside en el pueblo y que genera legitimidad. Y que observe los sucesos del avance del fascismo en el mundo como un fenómeno de cuidado teniendo en cuenta la experiencia nuestra durante la dictadura.

Y que se proponga un horizonte dividido en acciones inmediatas, de corto, mediano y largo plazo. Deconstruir la cultura neoliberal anclada en la conciencia de la gente no es cosa de coser y cantar. Falta tiempo y mayorías.

Se ha perdido un tiempo valioso a la espera de que la izquierda neoliberalizada desplegara sus programas de gobierno que solo sirvieron como panfletos en momentos de las elecciones. Si quiere irritarse más aún, lea el Programa de Apruebo Dignidad y verá que se lo ha pasado a usted y a los que creyeron, por el perineo.

Así, no queda más opción que un programa y movimiento radicalmente de izquierda que ponga en el centro un programa nacional, racional, patriótico, moderno y de justicia social.

Y no es necesaria la convocatoria a sesudos congresos para llegar a un perfil del país que se proponga en el largo plazo, modificar la matriz ideológica en la que se funda una país solo para algunos, los más poderosos, los infinitamente millonarios, los dueños de todo.

Solo hace falta como condición necesaria y medida inmediata que el pueblo tenga la opción de que sus votos se transformen en una fuerza capaz de cambiar el mapa de la política que hace las leyes y las aplica.

Se les ha dejado por mucho tiempo el campo libre a propósito de no se sabe muy bien qué razones.

Ricardo Candia Cares


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